El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Rubén Lugones SJ, presidió la misa del decimosexto domingo del tiempo ordinario, en la capilla del colegio San José, de la localidad bonaerense de Burzaco, donde evocó especialmente al presbítero Gustavo Medina, a dos años de su fallecimiento.

El prelado consideró que el ejemplo que Jesús da en la parábola del trigo y la cizaña sirve para reflexionar, para que cada uno se examine y se pregunte si ha sido generador de división y esto ha perjudicado a alguien.

Tras lamentar que las divisiones y “rajaduras sociales que no ayudan para nada, no ayudan a la cohesión” en tiempos de pandemia, invitó a orar, a ofrecer y a poner el hombro en la sociedad, para hacer frente a una realidad en la que se ve que “se mete mucha cizaña y tampoco hay mucho trigo limpio”.

Monseñor Lugones rescató tres palabras de las enseñanzas del papa Francisco: encuentro, diálogo y cuidado y detalló: “Sin encuentro no habrá diálogo, un diálogo fructífero, no un diálogo de café, que nos lleve a encontrarnos plenamente. Que convoque a todos no a ‘los selectos’, sino a aquellos que ponen el alma y el corazón en el territorio y la vida. El cuidado. ¿Cómo cuidados? Se hace con discernimiento y viendo a la realidad”.

“El enemigo es el diablo, que mete la cola en las relaciones humanas con su principal arma que es la división, y la otra que es la ostentación y la ponderación. Tengo poder, soy capaz de con un botón votar una ley en contra de la vida. Desde mi sitio, con un sueldo importantísimo y calefaccionado y aprieto el botón contra la vida, es fácil hacerlo, sentirse poderoso”, advirtió

“Esto no es lo que pretende Jesús con el Reino. El Reino parte de la sencillez, de las cosas pequeñas, del bien que podemos hacer y de examinarnos, si hemos sembrado cizaño o si no hemos sido trigo limpio”, concluyó