Cáritas Patagonia informó sobre la situación en los últimos meses y el trabajo que se realizó desde que comenzó la cuarentena en las delegaciones de la diócesis de San  Carlos de Bariloche, Alto Valle del Río Negro, Río Gallegos y en la prelatura de Esquel.

Con la llegada del frío intenso, los agentes de pastoral de las Cáritas parroquiales tuvieron que multiplicar su trabajo para asistir a las familias en situaciones más vulnerables. La prioridad son los alimentos, y también organizan campañas de confección y recolección de frazadas y artefactos para calefaccionar los ambientes.

Según el último relevamiento del mes de julio, Cáritas Esquel está asistiendo con alimentos a más de 9 mil personas (el 14 por ciento de la población prelaticia), de las cuales, el 64 por ciento son niños menores de 17 años y el 17 por ciento son adultos mayores. Las acciones se realizan con fondos propios y de los proyectos y convenios que surgen desde Cáritas Argentina.

Cáritas Río Gallegos puso el foco en el armado de bolsones de mercadería y también adaptó sus comedores para la entrega de viandas. A modo de ejemplo, mencionan que dos parroquias que asistían entre 40 y 35 personas respectivamente, hoy atienden a más de 850.

De igual modo, Cáritas Bariloche trabaja con las parroquias y el Hogar de Cristo, para acompañar espacios comunitarios que elaboran viandas calientes en la zona del Alto, donde se concentran los barrios más carenciados, como Nahuel Hue, Malvinas y Unión, y con el Municipio de Dina Huapi para la entrega de verdura a las familias de la localidad, a través del Desarrollo Social.

Cáritas Alto Valle, por su parte, lleva adelante campañas para mantener la entrega de alimentos y viandas a las familias más necesitadas de la diócesis.

“En esta pandemia, también estamos acompañando a los abuelos para que no salgan de sus casas”, citando desde Cáritas Río Gallegos, “en relación a trámites y gestión con el hospital, armamos todo un circuito para asistirlos desde el área de salud y poder estar, sobre todo, con quienes están más solos", e incorporó a los nuevos integrantes de la Red de Voluntariado Joven para acompañar telefónicamente a los abuelos que no cuentan con otra ayuda.

En cuanto a las personas en situación de calle, Cáritas Río Gallegos consideró que "hay parroquias en Caleta Olivia que tienen la posibilidad de improvisar un espacio con camas y abrieron sus puertas para que las personas puedan pasar la noche bajo techo". Además, el Hogar de Cristo pudo pagar algunos albergues para que varios jóvenes se alojen allí.

Con la suspensión de las clases por la pandemia, muchos chicos no tienen la posibilidad de contar con los medios para recibir vía Internet los materiales de estudio necesarios. Por eso, Cáritas Río Gallegos organizó un equipo de jóvenes voluntarios que acompañan a otros chicos en el estudio y, telefónicamente, los asisten en sus tareas escolares.

La pandemia agravó las crisis profundas que ya existían. En la Patagonia el compromiso y la labor de los voluntarios es incesante. La articulación entre los distintos planos de Cáritas (parroquial, diocesano y nacional) y el trabajo en rojo con otras instituciones y organismos son las claves para potenciar el esfuerzo y llegar a la mayor cantidad posible de hermanos que no pueden acceder a las necesidades más básicas.