“A medida que nos adentramos en el segundo año de la pandemia de COVID-19 y los casos siguen aumentando en todo el mundo, no se deben escatimar esfuerzos para mantener las escuelas abiertas o para darles prioridad en los planes de reapertura”. Así lo afirmó ayer la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore en una Declaración publicada en Nueva York.

Las escuelas no son la causa de la pandemia

Si bien existen pruebas “contundentes” acerca de los efectos del cierre de las escuelas sobre los niños y cada vez hay más evidencia de que las escuelas no son la causa de la pandemia, la Directora Fore pone de manifiesto que en muchos países se ha optado por mantener las escuelas cerradas y algunas no abren desde hace casi un año.

El precio del cierre de las escuelas

Y añade que el precio del cierre de las escuelas –  que en el momento más duro de los confinamientos a causa de la pandemia afectó al 90% de los estudiantes de todo el mundo y privó de acceso a la educación a distancia a más de una tercera parte de los niños en edad escolar–  “ha sido devastador”.

“Se prevé que el número de niños y niñas que no van a la escuela aumente en 24 millones, un nivel que no se había registrado en años y contra el que hemos luchado intensamente”

Por esta razón Henrietta Fore recuerda que “la capacidad de los niños de leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas se ha deteriorado, y las habilidades que necesitan para salir adelante en la economía del siglo XXI han disminuido”. A lo que agrega:

“Su salud, su desarrollo, su seguridad y su bienestar están en peligro. Los niños más vulnerables sufrirán las peores consecuencias”

Por otra parte, debido a la ausencia de las comidas escolares, los niños están hambrientos y su nutrición está empeorando:

“A causa de la falta de interacciones diarias con sus compañeros y la reducción de la movilidad, están perdiendo su forma física y están mostrando síntomas de trastornos mentales”

Asimismo, al no disponer de la red de seguridad que suele brindarles la escuela, la Directora de UNICEF asevera que “los niños están más expuestos al abuso, el matrimonio infantil y el trabajo infantil”.

“Por estos motivos, cerrar las escuelas debe ser una medida de último recurso que solo podrá tenerse en cuenta tras haber considerado todas las opciones disponibles”

Consecuencias graves para la salud de los niños sin escuela

Henrietta Fore también sugiere que se evalúe el riesgo de transmisión a nivel local como factor determinante a la hora de tomar decisiones relacionadas con el funcionamiento de las escuelas. Además – se lee en la Declaración –  “el cierre nacional de las escuelas debe evitarse en la medida de lo posible”. Y  donde existan altos niveles de transmisión comunitaria, con sistemas de salud sobrecargados y el cierre de las escuelas sea inevitable, “deberán establecerse medidas de salvaguardia”.

Los niños deben continuar su educación en la escuela

Por todo ello, la Directora agrega que es preciso “garantizar que los niños que están en peligro de ser víctimas de la violencia en sus hogares, que dependen de los menús escolares y cuyos progenitores son trabajadores esenciales puedan continuar su educación en la escuela”. Mientras declara que en caso de confinamiento, “las escuelas deben ser de los primeros centros en reabrir cuando las autoridades comiencen a suprimir las restricciones”. Y las clases de recuperación “deben tener prioridad con el fin de garantizar que los niños que no hayan podido estudiar a distancia no se queden rezagados”.

“Si los niños tienen que afrontar otro año sin escuela, los efectos seguirán haciendo estragos en las próximas generaciones”.