El obispo de Reconquista, monseñor Ángel José Macín, participó del acto oficial por el 149 aniversario de la fundación de esta ciudad santafesina, que encabezó el intendente Amadeo Enrique Vallejos el 27 de abril en la plaza 25 de Mayo.

El prelado compartió la “Oración al Creador”, publicada en la encíclica Fratelli tutti del papa Francisco, con las autoridades y la comunidad local.

Al finalizar el acto oficial, monseñor Macín dialogó con Radio Amanecer y destacó la importancia de poder celebrar “esto que es el lugar que Dios nos dio para vivir y compartir la vida con otros”. También se preguntó cómo se podrá festejar los 150 años de la ciudad de Reconquista.

“Me viene a la memoria la frase del papa Francisco, de que en estas circunstancias difíciles podemos salir mejores o peores. El deseo, el anhelo es que podamos salir mejores y que los 150 años de Reconquista nos encuentren más unidos, más fraternos, más solidarios, como ciudadanos comprometidos en la construcción de esta hermosa ciudad, de esta hermosa familia que es Reconquista”.

Al referirse a la situación provocada por la pandemia y su extensión temporal, el prelado afirmó: “No imaginábamos que podía ser así cuando comenzó. Las restricciones, el quedarnos en casa, el cuidarnos, al principio parecía que iba a ser temporario, pero esto se está prolongando en el tiempo y afecta a muchas cosas”.

“Afecta a lo económico, con lo que significa para las familias y los trabajadores; afecta lo psicológico, el ánimo porque hay gente a la que le hace mal el encierro, al no poder mantener el vínculo estrecho con gente muy querida. También afecta la incertidumbre, la falta de claridad respecto del futuro, de cómo va a seguir la cosa”.

Monseñor Macín consideró “un capítulo aparte” las situaciones de las personas y familias que pasaron por un trance cercano a raíz del coronavirus, ya sea por haber estado enfermos o haber perdido un ser querido, y se preguntó cómo hacer para encontrarse con esas personas.

“Los que se van nos afectan a todos, a la sociedad de un modo particular. Esto es un trauma social que tenemos que afrontar. Hay que buscar caminos, para poder superarlos tanto personalmente como el colectivo que formamos como sociedad. Son tiempos difíciles. No es fácil mantener viva la esperanza, pero desde la fe lo hacemos y lo intentamos cada día”.