La verdad que no es un consejo mío, podría ser una realidad que estás viviendo o padeciendo, gracias a Dios el odio creo que nunca o muy pocas veces tuvo lugar en mi ser. Detente algunos segundos o minutos a pensar lo que dice mi título, además te agrego, el odio no es cosas de Dios, Dios es amor, el odio es pecado, es el mal que enferma tú alma y no te deja vivir en paz.

Antes que nada quiero agradece a mi madre y a mi padre que nos enseñaron a amar por sobre el odio y a luchar en la vida con más fuerzas en la adversidad. Además agradezco a todos los docentes que realmente me enseñaron buenas cosas, los valores por sobre todo, como olvidarme del profe Lubary quien machacó en nosotros: “sepan usar los medios de comunicación para el bien”.

Hoy les pido disculpas a todas las personas que ofendí de alguna u otra manera, te pido que los hagas aunque me pueda doler, no vivas con odio o resentimiento, más bien decime como puedas o cuando puedas, no te los guardes, decímelo estando vivo y no cuando ya no me lo puedas decir, el odio vivirá en Vos y los errores que yo cometí a Dios se lo pedí perdón.

Finalmente, quiero dar gracias a Dios porque me enseñó a desterrar en mi cuando en algún momento pude haber odiado. Todos los días doy gracias a Dios por las cosas buenas o malas, por las personas que me quieren como también por las que no me quieren, rezo por todos en general.

Cierro con un mensaje: “Nunca mire con indiferencias a los niños, como a nuestros viejitos, a los más necesitados, si pode darle un mensaje de aliento o ayudarlo, Dios te devolverá el ciento por ciento”. Feliz y bendecido día.