El número de víctimas aumenta día a día y algunas personas siguen desaparecidas. La televisión estatal china informa de que más de tres millones de ciudadanos se han visto afectados por las lluvias torrenciales y 376.000 han sido evacuados. La ciudad más afectada es Zhengzhou, capital de la provincia de Henan, desde donde llegaron imágenes impactantes de avenidas transformadas en ríos que arrastraban vehículos y personas, y de vagones de la metropolitana con pasajeros dentro, medio sumergidos por el agua. Como ya había hecho por Alemania, devastada por las catastróficas inundaciones en Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado, el Papa Francisco en el Ángelus no pudo evitar de rezar por esta enésima catástrofe y por las personas que están pagando las consecuencias.

“En los últimos días, las lluvias torrenciales han azotado la ciudad de Zhengzhou, en la provincia china de Henan, provocando devastadoras inundaciones. Rezo por las víctimas y sus familias y expreso mi cercanía y solidaridad con todos los que están sufriendo esta calamidad”

La presa de Yihetan corre el riesgo de derrumbarse

La ciudad de más de 10 millones de habitantes, junto al río Amarillo, quedó pronto sumergida. Los expertos hablan de una bomba de agua nunca antes registrada, que provocó la caída de más de 640 mm de lluvia entre el martes y el miércoles, la misma cantidad que la media de precipitaciones de todo el año. Un total de 6.000 bomberos y miles de militares y voluntarios están trabajando. El ejército chino ha advertido que la presa de Yihetan, en Luoyang, una ciudad de siete millones de habitantes, corre el riesgo de derrumbarse "en cualquier momento" debido a una brecha de 20 metros de longitud. El Presidente Xi Jinping admitió que "la situación es extremadamente grave" y pidió a las autoridades de todos los niveles que dieran máxima prioridad a la seguridad de la vida y los bienes de la población.

Bendición de los Juegos Olímpicos

Las palabras del Papa, sin embargo, están cargadas de esperanza, pensando en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que finalmente se inauguraron el pasado viernes, con un año de retraso y a pesar del riesgo de que se cancelen, debido al Covid, incluso en la semana previa a la ceremonia de apertura.

“En este tiempo de pandemia, que estos Juegos sean un signo de esperanza, una señal de fraternidad universal bajo la bandera de la sana competencia. Que Dios bendiga a los organizadores, a los atletas y a todos los que colaboran en esta gran fiesta del deporte”.