El presbítero José María "Pepe" Di Paola, referente de la pastoral en las villas de emergencia, explicó el significado profundo del lema "recibir la vida como viene" que identifica a los Hogares de Cristo.

"Esa frase que dijo (Jorge) Bergoglio la tomamos como lema de los Hogares de Cristo que empezaban y nunca pensamos que se multiplicarían tanto. Hoy hay unos doscientos centros en todo el país. Significa recibir a la persona sin pedirle tantos requisitos antes. Ni para la internación, para recibirlos, para buscarles un camino de recuperación", precisó el cura villero.

"Si una madre adicta con hijos viene al centro barrial, hay que ocuparse de la señora y de los chiquitos. Lo mismo, un pibe que quizás estuvo años en la calle y que de pronto busca una mano para poder salir de la droga, con una historia complicada. Tenemos espacios para personas que contrajeron enfermedades y están en situación de calle. Tenemos otros espacios para población trans. Recibir la vida como viene implica hacerlo sin requisitos ni prejuicios", sostuvo.

En una entrevista con Jorge Fontevecchia, en el diario Perfil, el padre Di Paola habló de la realidad de los barrios populares, consideró que clase política no puede explicar su "ineficacia ante tanta pobreza", defendió la prédica del papa Francisco y lamentó que se lo tergiverse, y enfatizó que "hace tiempo que nuestra solicitud a las autoridades es de qué manera generar trabajo”. También afirmó que el pontífice está enojado por la sanción de la ley de aborto y fundamentó por qué se opone a la legalización de la marihuana para uso recreativo. 

– Muchos periodistas de Perfil realizan trabajo voluntario comunitario en el Barrio 21-24, vecino a la editorial. Cuentan que, a veces, antes de la pandemia, cada tanto solía haber un llamado de un tal Jorge pidiendo por el cura de la parroquia. Cuando el sacerdote se acercaba y preguntaba: “¿Qué Jorge?”, la respuesta era: “Soy Francisco”, con un reproche cariñoso. ¿Es un mito que los llama para ver qué está pasando?
–Tiene un vínculo muy grande con nosotros que nació cuando era nuestro obispo. Lo mantiene con la frecuencia que puede más allá de todas las obligaciones. Lo más común es que le escribamos un mail. Nos contesta enseguida. Hay un ida y vuelta, a pesar de la distancia y de las obligaciones que tiene.

– Dijiste que “se lo critica con dureza al Papa, pero en realidad la propuesta de Francisco está dentro de la doctrina social de la Iglesia. ¿Por qué se lo critica de esa manera cuando las mismas cosas que dice las hubiera dicho otro Papa y se escucharía de otra manera?
– Quizás tenga que ver con la época que nos toca vivir. Es diferente el eco que podría tener en la época de Juan Pablo II o la de León XIII. Los grupos, ya sean de izquierda o de derecha, reaccionan ante estas palabras en forma diferente porque la época es otra. Una misma palabra pronunciada por la boca de Bergoglio hoy tiene una repercusión diferente de cuando la decía Juan Pablo II hace treinta o cuarenta años. Hay una buena parte de su prédica que es para todo el mundo. A veces pensamos que lo que está diciendo está referido particularmente a la Argentina. No, les habla a todos los católicos del mundo y a los que no son católicos también. En realidad, aquí existe la tendencia de pensar que le está respondiendo a lo que dijo alguna autoridad.

– ¿Entender así las palabras de Francisco responde a algo paranoico? Según cierta mirada, hay un vínculo entre paranoia y narcisismo.
–  Puede ser. Es una época muy difícil. También en el orden de lo cultural, de lo espiritual. Es un error tomar el mensaje de Francisco y encasillarlo en la propuesta de una persona. Hay que escucharlo y saber qué se puede aprender.

–  Un importante jurista, en una conversación personal en off, me comentó que decir que la propiedad privada es un derecho de segundo orden es una obviedad. Que cualquier abogado sabe que es así. Pero dicho por el Papa y en la Argentina, con las de tomas de terrenos, pasa a tener un significado negativo. Lo que es urbi et orbi en la Argentina puede adquirir otro significado.
– Él habló ante la OIT. Es algo muy básico en la doctrina social de la Iglesia. El destino universal de los bienes sería el marco fundamental de la doctrina social de la Iglesia. Después vienen los derechos. No se niegan, son secundarios, dice Bergoglio. Juan Pablo II decía que existe una hipoteca social. Hay un gravamen que tiene que ver con el otro. Están diciendo lo mismo, pero ¿por qué leerlo desde la Argentina, cuando es un mensaje hacia el mundo? 

– La vulgata de Marshall McLuhan dice que el medio es el mensaje. Diga lo que diga, el mensaje es Bergoglio en la Argentina.
– Ser profeta en la tierra de uno es más difícil. Seguro.

– Cristina Kirchner estuvo reunida siete veces con Francisco. Son habituales las fotos sonrientes entre ambos y hasta se recuerda la camiseta de La Cámpora que le envió el Cuervo Larroque en febrero de 2016. Macri había cumplido dos meses como mandatario y viajó al Vaticano, y ese encuentro quedó marcado con las especulaciones de tono de frialdad que mostró Francisco en la foto y sus escasos 22 minutos. La última reunión de Alberto Fernández con el Sumo Pontífice duró apenas poco más, media hora. ¿Hay un mensaje en los gestos y las duraciones de los encuentros o es una sobreinterpretación?
– La verdad que no sabría decir. Son signos que quedaron y muy evidentes. Pero no es algo de lo que hablamos con él.

– ¿En tu conjetura son propositales? ¿Es una metacomunicación? 
– Creo que no. Su mirada va en el sentido de recibir a todos. Pensando en cuando era presidenta la actual vicepresidenta, diría que eran momentos difíciles en que quizás se trata de sostener un paso democrático, poder transitar una Argentina más calma. Lo conocí más como arzobispo. Bergoglio siempre buscó el bien común más allá de las figuras partidarias o de los grupos políticos.

– ¿Es correcto decir que el Papa es una persona progresista en cuestiones socioeconómicas y conservadora en cuanto a valores morales?
– El Papa tiene una postura bien dentro de lo que significa la doctrina de la Iglesia. No está como separado. En doctrina social es la mirada de la Iglesia, del Evangelio. Lo mismo en la manera de vivir. En las villas hay algo que le llamó la atención: que nosotros vivíamos en el barrio. Sintonizó enseguida con esa manera de vivir la Iglesia. Nos apoyó mucho. Desde cómo vivencia a la Iglesia hasta su mirada de la política, de lo social, es realmente una referencia. 

– En una época se decía que el “New York Times” o “Le Monde” se autodefinían como de derecha en economía, de centro en política y de izquierda en lo cultural. ¿La doctrina de la Iglesia es progresista en lo económico y conservadora en lo moral? 
– No. La doctrina de la Iglesia será siempre la misma. Puede haber aggiornamiento respecto a algunos temas. Pero su mirada de la vida política y social me resulta familiar, porque era su pensamiento como arzobispo. No es que Bergoglio pensaba una cosa y Francisco piensa otra. Lo que nos comunicaba al clero de Buenos Aires y a los curas de las villas es lo mismo que predica en el Vaticano, quizás con otra perspectiva.