En la Audiencia General de este miércoles 16 de marzo, el Papa Francisco lanzó un llamado a las personas mayores para denunciar con sabiduría la corrupción humana.

“Hoy hago un llamado a las personas de cierta edad -para no decir viejos- para que estén atentos, ustedes tienen la responsabilidad de denunciar la corrupción humana en la cual se vive y en la cual va hacia adelante este modo de vivir el relativismo, todo es relativo, como si todo fuera lícito. Vamos hacia adelante. El mundo necesita de los jóvenes fuertes que vayan hacia adelante y de los viejos sabios, pidamos al Señor el don de la sabiduría”, afirmó el Santo Padre.

En su catequesis dedicada a la vejez como recurso ante los jóvenes despreocupados, el Santo Padre advirtió el peligro del “optimismo de una juventud eterna” y de vivir en una “fantasía parece cada vez más concentrada en la representación de una catástrofe final que nos extinguirá” como lo que sucede “con una eventual guerra atómica”.

“Estamos bajo presión, expuestos a tensiones opuestas que nos confunden. Por un lado, tenemos el optimismo de una juventud eterna, encendido por los progresos extraordinarios de la técnica, que pinta un futuro lleno de máquinas más eficientes y más inteligentes que nosotros, que curarán nuestros males y pensarán por nosotros las mejores soluciones para no morir. El mundo de los robots”, señaló.

Asimismo, el Santo Padre advirtió sobre la “fantasía parece cada vez más concentrada en la representación de una catástrofe final que nos extinguirá. Lo que sucede con una eventual guerra atómica ¿no? El ‘día después’ -si aún habrá días y seres humanos- se deberá empezar de cero. Destruir todo para recomenzar de cero”.

Al reflexionar en el pasaje bíblico del diluvio universal en el que el Señor pide a Noé la construcción de un arca, el Papa advirtió el peligro de ver todo negativo: “¿No nos sucede a veces también a nosotros -abrumados por el sentido de impotencia contra el mal o desmoralizados por los ‘profetas de la fatalidad’- pensar que era mejor no haber nacido? ¿Debemos dar crédito a ciertas teorías recientes, que denuncian la especie humana como un daño evolutivo para la vida en nuestro planeta? Todo negativo ¿eh?”.

“No quiero hacer banal el tema del progreso, naturalmente. Pero parece que el símbolo del diluvio está ganando terreno en nuestro inconsciente. La pandemia actual, además, hipoteca, de forma no leve, nuestra representación despreocupada de las cosas que importan, para la vida y para su destino”, dijo el Papa.

En esta línea, el Santo Padre describió que “en el pasaje bíblico, cuando se trata de poner a salvo de la corrupción y del diluvio la vida de la tierra, Dios encomienda el trabajo a la fidelidad del más anciano de todos, el ‘justo’ Noé” y cuestionó: “¿La vejez salvará el mundo? ¿En qué sentido? ¿Y cómo salvará al mundo la vejez? ¿Y cuál es el horizonte? ¿La vida más allá de la muerte o solamente la supervivencia hasta el diluvio?”.

Luego, el Papa Francisco recordó que “Jesús destaca el hecho de que los seres humanos, cuando se limitan a disfrutar de la vida, pierden incluso la percepción de la corrupción, que mortifica la dignidad y envenena el sentido”.

Cuando se pierde incluso la percepción de la corrupción, cuando la corrupción se convierte en algo normal. Todo tiene precio. Todo se compra, se vende, opiniones, actos de justicia, esto en el mundo de los negocios, en el mundo de muchos oficios es común. Y viven sin preocupación también la corrupción, como si fuera parte de la normalidad del bienestar humano”, lamentó.

Por ello, el Santo Padre alertó que “la corrupción puede volverse normalidad” cuando alguien piensa: “yo estoy bien, ¿por qué debo pensar en los problemas, en la guerra, en la miseria humana, en cuánta pobreza, cuánta maldad? Yo estoy bien. No me importan los otros” y añadió “este es el pensamiento inconsciente que nos lleva a vivir un estado de corrupción”.

¿La corrupción puede volverse normalidad? Me pregunto yo. Hermanos y hermanas: Lamentablemente sí. Se puede respirar el aire de la corrupción como se respira el oxígeno. Es normal”, señaló.

De este modo, el Papa explicó que “la vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida obsesionada por el disfrute y vacía de interioridad: vida sin pensamiento, sin sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor. Esto es corrupción, todo”.

“La sensibilidad especial de nosotros, viejos, la edad anciana por las atenciones, los pensamientos y los afectos que nos hacen más humanos, debería volver a ser una vocación para muchos. Y será una elección de amor de los ancianos hacia las nuevas generaciones. Seremos nosotros que daremos la alarma, la alerta, estén atentos que eso es la corrupción que no te lleva a nada. La sabiduría de los ancianos es necesaria para ir en contra de la corrupción”, indicó el Papa.

Al terminar su catequesis en italiano, el Santo Padre subrayó que “las nuevas generaciones esperan de nosotros viejos, de nosotros ancianos, una palabra que sea profecía, que abra puertas, nuevas perspectivas fuera de este mundo sin preocupaciones, de la corrupción, de la costumbre a las cosas corruptas”.

“La bendición de Dios elige la vejez, por este carisma tan humano y humanizador. ¿Qué sentido tiene nuestra vejez? Cada uno de nosotros, ancianos, podemos preguntarnos, es esto: ser profeta de la corrupción, y decir a los otros, deténganse, yo hice ese camino y no te lleva a nada, ahora te digo mi experiencia. Nosotros ancianos debemos ser profetas contra la corrupción, como Noé fue profeta de la corrupción de su tiempo porque fue el único que confió en Dios. Yo les pregunto a todos ustedes, y me pregunto también a mí, ¿mi corazón está abierto para ser profeta contra la corrupción de hoy?”, concluyó.

Oración para pedir perdón por la guerra

Antes de concluir, la Audiencia General de este 16 de marzo, el Papa recordó la guerra en Ucrania y pidió a los numerosos fieles reunidos en el Aula Pablo VI recitar juntos una oración.

“Queridos hermanos y hermanas, en el dolor de esta guerra, recemos una oración todos juntos pidiendo al Señor el perdón y pidiendo la paz”, invitó el Santo Padre.

A continuación, la oración rezada por el Papa Francisco:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores.

Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que moriste en los brazos de tu madre en un búnker de Kharkiv, ¡ten piedad de nosotros!

Señor Jesús, que fuiste enviado con veinte años al frente, ¡tenga piedad de nosotros!

Señor Jesús, que aún ves las manos armadas a la sombra de tu cruz, ¡ten piedad de nosotros!

Perdónanos, Señor,

si, no contentos con los clavos con los que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.

Perdónanos, Señor,

si estas manos, que creaste para guardar, se han convertido en instrumentos de muerte.

Perdónanos, Señor,

si seguimos matando a nuestro hermano, si seguimos como Caín sacando piedras de nuestro campo para matar a Abel.

Perdónanos, si seguimos justificando la crueldad con nuestro cansancio, si con nuestro dolor legitimamos la crueldad de nuestros actos.

Perdónanos por la guerra, Señor. Perdónanos por la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, te imploramos. ¡Detén la mano de Caín!

Ilumina nuestra conciencia,

que no se haga nuestra voluntad,

¡no nos abandones a nuestras propias acciones! ¡Deténnos! ¡Señor deténnos!

Y cuando hayas detenido la mano de Caín, ocúpate también de él. Es nuestro hermano.

Oh, Señor, ¡detén la violencia! ¡Deténnos, Señor! Amén.

Finalmente, el Santo Padre dijo que “en este tiempo de Cuaresma, también en este tiempo tan doloroso de la guerra, los invito a mirar a Cristo y a obtener fuerzas de Él para un compromiso fiel con la vida cristiana”.