“Pensando en la tragedia humanitaria de la atormentada Ucrania, todavía bajo el bombardeo de esta sacrílega guerra, no nos cansemos de rezar y ayudar a los que sufren”. Con estas palabras, Francisco nuevamente, esta vez desde la isla de Malta, recordó el drama que en este momento viven millones de ucranianos y pidió rezar por la paz en ese martirizado país.

Al concluir la celebración de la Eucaristía en la Plaza de los Graneros, en Floriana, el Papa expresó su gratitud a los malteses, a su presidente y sus autoridades, por quienes han organizado y trabajado por esta visita apostólica, gratitud a los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, por la acogida recibida en las islas de Malta y Gozo. El Santo Padre afirmó que se lleva guardado en el corazón “numerosos rostros y el rostro luminoso de Malta”.

“En estas islas se respira el sentido del Pueblo de Dios”, afirmó el Papa al recordar que “la fe crece en la alegría y se fortalece en la entrega”, en una cadena de santidad que ha llevado a muchos malteses a entregarse, entre ellos, recordó el Papa, San Dun ?or? Preca, canonizado hace quince años.

Antes de pedir a la Virgen protección y paz para los malteses y para “la amada y martirizada Ucrania”, Francisco se dirigió especialmente a los jóvenes con quienes compartió “lo más hermoso de la vida”: “La alegría de desgastarse en el amor, que nos hace libres. Pero esta alegría tiene un nombre: Jesús. Les deseo la belleza de enamorarse de Jesús, Dios de la misericordia, que cree en ustedes, sueña con ustedes, ama sus vidas y no los defraudará jamás”.