“Vayan adelante con la fuerza del Espíritu, llevando el Evangelio en sus corazones y manos. El Evangelio de Jesucristo - no el mío - que se adapta a las diferentes culturas, pero es el mismo". Cantos a la Virgen y llantos de recién nacidos en brazos de sus padres se alternaron a lo largo de la audiencia que el Papa concedió hoy en el Aula Pablo VI a los miembros del Camino Neocatecumenal, durante la cual envió a unas 430 familias a las "zonas más secularizadas y pobres" de Europa y del mundo "para anunciar el amor de Cristo resucitado", como dijo el iniciador Kiko Argüello: "Dejan sus casas, sus familias, sus amigos y salen a evangelizar".

De todas partes del mundo para dar testimonio de la fe

El Papa, que entró poco después de las 12 horas, de pie, apoyado en un bastón, por la entrada lateral, se detuvo unos instantes para saludar a la multitud de personas presentes. Principalmente familias, como testimoniaba la larga fila de cochecitos "aparcados" en el atrio del Aula Pablo VI. Llegaron de todo el mundo: de Rusia a Turquía, de los países bálticos a Túnez, de Laos y Camboya a Uganda y Kenia. Muchos han participado en estos días en el Encuentro Mundial de las Familias, donde han podido dar testimonio de la experiencia de fe madurada en este itinerario, que comenzó en los años 60 entre los más pobres de Madrid y se ha extendido a más de 110 países.

Familias en misión y un pensamiento para Ucrania

Al inicio de la audiencia, Kiko Argüello tomó la palabra para saludar y agradecer al Papa Francisco y también para anunciar la noticia de que la Diócesis de Madrid le ha comunicado la apertura oficial de la causa de beatificación y canonización de Carmen Hernández, iniciadora junto a Kiko del Camino Neocatecumenal, fallecida en julio de 2016. En medio de un aplauso generalizado y del ondeo de banderas de los cinco continentes (los australianos levantaron en su lugar una marioneta de goma de un canguro), se presentaron algunas de las familias en misión, empezando por la missio ad gentes de Ucrania.

"Desde el comienzo de la guerra, han tenido que salir del país, pero desean volver... Nos dijeron: hemos dejado a tanta gente, a tantos hermanos que nos necesitan", explicó Argüello. También se pensó en las familias en misión en China que "han sufrido a causa de la pandemia" y que "no han podido volver durante dos años debido a los controles y están a la espera de regresar".

Ve, predica, bautiza

Tomando el Evangelio como punto de partida, el Papa Francisco, en un discurso, instó a las comunidades neocatecumenales a seguir la invitación de Jesucristo a partir y dar testimonio, predicando el Evangelio, con la "fuerza -dijo- que viene del Espíritu Santo". Ve, predica, bautiza. Pero sabemos que una vez que hemos bautizado, la comunidad que nace es libre, es una Iglesia nueva, y debemos dejarla crecer, ayudarla a crecer, con sus propias formas, su propia cultura. Esta es la historia de la evangelización.

El servicio dócil y obediente

Todos iguales ante la fe", dijo el Pontífice. "La misma fe, pero todos con la modalidad de su propia cultura, la cultura del lugar donde se predicó la fe. Esta riqueza multicultural del Evangelio se hace cultura, es un poco la historia de la Iglesia: muchas culturas, pero el mismo Evangelio, muchos pueblos, pero el mismo Jesucristo". "La fe crece, se inculturiza, pero es siempre la misma", recordó el Pontífice, expresando su gratitud a los neocatecúmenos por su servicio a la Iglesia con "generosidad".

"Les agradezco y les pido docilidad y obediencia a Jesucristo en su Iglesia, todo en la Iglesia, nada fuera de la Iglesia. Esta es la espiritualidad que debe acompañarnos siempre". "Predicar a Cristo con la fuerza del Espíritu, en la Iglesia, con la Iglesia", es el mandato del Papa. Quien también reiteró que "la cabeza de las diferentes iglesias es el obispo": "Vayan siempre adelante con el obispo, él es la cabeza de la Iglesia".

"No olviden la mirada de Jesús, que ha enviado a cada uno de vosotros a predicar y obedecer a la Iglesia".

El saludo del Papa a un pueblo de fiesta

Al final de la audiencia, todas las familias que esperaban la bendición del Papa antes de la partida se arrodillaron y levantaron la Cruz, símbolo de la misión. "Señor, bendice estas cruces y haz que quienes las lleven ante los hombres se esfuercen por renovarse a imagen de tu Hijo", recitó el Papa. A su vez, Francisco saludó a las distintas familias, deteniéndose especialmente a saludar y bromear con los niños. A continuación, el Papa saludó a los formadores y seminaristas del Seminario Redemptoris Mater de Macao, con los que ya se reunió en septiembre de 2019 y a los que animó por su importante misión en Asia.  Entre coros de "W el Papa", Francisco se despidió de la multitud de los presentes, que le acompañaron dando palmas y tocando instrumentos de diversa índole. Dos veces se giró Francisco para saludar a este pueblo de fiesta.