“Me da miedo el mundo cada vez más violento y guerrero, ¡me da mucho miedo!”, dijo este sábado el papa Francisco, al final del encuentro en la Plaza de San Pedro con los miembros del Movimiento Comunión y Liberación, con motivo del centenario del nacimiento del fundador, el Siervo de Dios don Luigi Giussani. “Los invito, dijo Francisco, a acompañarme en la profecía por la paz - ¡Cristo, el Señor de la paz! 

En una Plaza de San Pedro abarrotada de miembros del movimiento eclesial, el Santo Padre se refirió a Giussani como “padre y maestro” al que la Iglesia reconoce “su genialidad pedagógica y teológica, desarrollándose desde un carisma que le fue dado por el Espíritu Santo para la utilidad común”.

Las crisis nos hacen crecer
El Papa tuvo un recuerdo especial para quien ha sido hasta el pasado mes de noviembre, líder de Comunión y Liberación, el español Julián Carrón, quien asumió el cargo tras la muerte del fundador: “Los períodos de transición no son nada fáciles, cuando el padre fundador ya no está físicamente presente. Muchas fundaciones católicas han experimentado esto a través de la historia. Debemos agradecer al padre Julián Carrón su servicio en la orientación del movimiento durante este período y por mantener el timón de la comunión con el Pontificado”.

No obstante, Francisco lamentó las dificultades y divisiones producidas en el movimiento eclesial, y que a su juicio sirvieron para renovar y relanzar el espíritu misionero al servicio de “las necesidades, sufrimientos y de las esperanzas de la humanidad contemporánea. La crisis nos hace crecer. No debe reducirse al conflicto”, subrayó.

Giussani: Carismático y educador
En este sentido, el Papa recordó algunos aspectos de la personalidad de Giussani, tales como su carisma, su vocación de educador y su amor a la Iglesia.

“Fue un hombre de gran carisma personal, capaz de atraer a miles de jóvenes y tocar sus corazones. Podemos preguntarnos: ¿de dónde vino su carisma? Venía de algo que había experimentado de primera mano: cuando solo tenía quince años, había quedado impresionado por el descubrimiento del misterio de Cristo. El asombro y la fascinación de este primer encuentro con Cristo nunca le abandonaron”.

Al hilo de este carisma, el Sucesor de Pedro reivindicó el mensaje atrayente del teólogo italiano: “Convencía y convertía corazones porque transmitía a los demás lo que llevaba dentro después de esa experiencia fundamental suya: la pasión por el hombre y la pasión por Cristo como realización del hombre. Muchos jóvenes lo siguieron”, destacó Francisco.

Sobre el aspecto educador de Giussani, el obispo de Roma recalcó que, desde los primeros años de su ministerio sacerdotal, ante el desconcierto y la ignorancia religiosa de muchos jóvenes, “sintió la urgencia de comunicarles el encuentro con la persona de Jesús que él mismo había experimentado”. 

“Don Luigi tenía, precisó el Papa, una capacidad única para suscitar la búsqueda sincera del sentido de la vida en el corazón de los jóvenes, de despertar su deseo de verdad. Como un verdadero apóstol, cuando vio que en los jóvenes estaba en llamas esta sed, no tuvo miedo de presentarles la fe cristiana. Pero sin imponer nunca nada. Su enfoque generó muchas personalidades libres, que se adhirieron al cristianismo con convicción y pasión; no por costumbre, no por conformidad, sino de manera personal y creativa”.

Asimismo, puso en valor la capacidad de Luigi Giussani por amar a la Iglesia manteniendo “juntos el carisma y la autoridad, que son complementarios, ambos necesario”. Y es que como apunta Francisco, “sin autoridad se corre el riesgo de extraviarse”, mientas que sin el carisma “el viaje corre el riesgo de volverse aburrido, ya no atractivo para la gente de ese particular momento histórico. Incluso entre ustedes, algunos están encargados de una tarea de autoridad y gobierno, para servir a otros y señalar el camino correcto. Consiste, en la práctica, en orientar y representar al movimiento, en favorecer su desarrollo, en realizar proyectos apostólicos específicos, en asegurar fidelidad al carisma, en la protección de los miembros del movimiento, en la promoción de su camino cristiano y su formación humana y espiritual”.

Como subrayó el Papa, los movimientos eclesiales contribuyen, con sus carismas, “a mostrar el carácter atractivo y novedoso del cristianismo. Y corresponde a la autoridad de la Iglesia indicar sabia y prudentemente por qué camino deben los movimientos caminar, permanecer fieles a sí mismos y a la misión que Dios les encomendó”.

Davide Prosperi: "Estamos atentos a las indicaciones de la Santa Sede"
Por su parte el presidente de Comunión y Liberación, Davide Prosperi, agradeció al Papa haber aceptado recibir a los seguidores de este movimiento eclesial en el Vaticano, contó que 17 años después de la muerte del fundador, sigue vivo “su fuego en la vida de miles de hombres y mujeres, porque transmitió el fuego que es el Espíritu Santo, fuego del conocimiento de Cristo y del hombre”.

En este sentido, Prosperi manifestó a Francisco la disposición de Comunión y Liberación de estar atentos a las indicaciones de la Santa Sede “para que el carisma que el Espíritu Santo dio a don Giussani por el bien de toda la Iglesia, produzca siempre nuevos frutos. Y hoy, lleno de gratitud y de alegría por su invitación, estamos aquí para preguntarle cómo podemos contribuir aún más a renovación que la Iglesia está obrando bajo su paternal guía”, expresó Prosperi.

Por último, el presidente del movimiento eclesial destacó que el primer centenario del nacimiento de Luigi Giussani constituye una oportunidad de impulsar nuevas iniciativas “con la intención de ampliar nuestra atención a aquellas periferias del mundo y del alma a las que nos ha dirigido”.