Tras dejar la residencia papal, el Papa se trasladó en coche a la Base Aérea de Sakhir, en Awali, para la ceremonia de despedida del Reino de Bahrein.  
 
A su llegada, el Papa fue recibido por el Rey de Bahrein, Hamad bin Isa bin Salman Al Khalifa, el Príncipe Heredero y Primer Ministro, otros tres hijos del Rey y un nieto, a la entrada del Salón Real, donde tuvo lugar un breve encuentro. 
 
Tras la guardia de honor y el saludo de las respectivas delegaciones, el Papa embarcó en un B787 de Gulf Air para regresar a Italia. 
 
El avión que transportaba al Santo Padre a su regreso del Viaje Apostólico al Reino de Bahrein despegó de la Base Aérea de Sakhir a las 13:16 (hora local).
 
Está previsto que aterrice en el aeropuerto internacional de Fiumicino a las 16.35 (hora de Roma). 

El Papa Francisco ha sido el primer Pontífice en visitar este país del Golfo Pérsico. A pesar de haber explicado a los periodistas durante el vuelo de ida que sentía bastante dolor en la rodilla, el Santo Padre no ha perdido la sonrisa y ha podido acudir a todos los eventos programados. 

En su primer discurso dirigido a las autoridades del país, explicó que llegaba bajo la bandera del diálogo, “como creyente, cristiano y peregrino de paz”.

El jueves 4 de noviembre, participó en la clausura del “Foro de Bahrein para el diálogoOriente y Occidente por la Convivencia Humana”, donde pidió a los líderes mundiales oponerse a la guerra, mercado de la muerte”.

Asimismo, se reunió con el Consejo Musulmán de Ancianos, a quienes recordó que el “extremismo es un peligro que corroe la verdadera religión” y participó en un encuentro ecuménico. 

El sábado 5 de noviembre, el Papa Francisco presidió una Misa por la paz y la justicia en el Estadio Nacional de Bahrein y tuvo un encuentro con los jóvenes en el Colegio del Sagrado Corazón, a quienes dijo que la Iglesia les necesita ahora más que nunca.

En el último día de su viaje apostólico, tuvo un encuentro con obispos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral en la iglesia del Sagrado Corazón.

Por último, antes de desplazarse hasta el aeropuerto, realizó una visita privada a la catedral y tuvo un encuentro privado con algunos católicos locales, a quienes animó a nunca perder "la alegría del corazón".