Judíos y católicos tienen "tesoros espirituales invaluables en común", profesan "fe en el Creador del cielo y de la tierra" y creen que "el Todopoderoso no permaneció distante de su creación, sino que se reveló a sí mismo", subrayó el papa Francisco al recibir este martes 22 de noviembre a los miembros del Congreso Judío Mundial, que representa a las comunidades judías de más de 100 países.

“Nuestro mundo está marcado por la violencia, la opresión y la explotación, pero todo esto no tiene la última palabra”, dijo Francisco e invitó: "A la luz del patrimonio religioso que compartimos, miremos el presente como un desafío que nos une, como una exhortación a actuar juntos".

"Nuestras dos comunidades de fe tienen encomendada la tarea hacer el mundo más fraterno, luchando contra las desigualdades y promoviendo una mayor justicia, para que la paz no se quede en una promesa del otro mundo, sino que ya sea una realidad en este. Sí, el camino de la convivencia pacífica comienza por la justicia que, junto a la verdad, el amor y la libertad.

Preparar el terreno para la paz
Dirigiendo su mirada a las heridas de nuestra casa común, el pontífice recordó que “las iniciativas comunes y concretas encaminadas a promover la justicia requieren valentía, colaboración y creatividad”. 

“Nuestras iniciativas políticas, culturales y sociales para mejorar el mundo -añadió- no pueden tener el éxito deseado sin la oración y sin la apertura fraterna a las demás criaturas en nombre del único Creador, que ama la vida y bendice a los pacificadores”.

Hoy, hermanos y hermanas, en muchas regiones del mundo la paz está amenazada. ¡Reconozcamos juntos que la guerra, cualquier guerra, es siempre, como sea y en todas partes, una derrota para toda la humanidad! ¡Pienso en la de Ucrania, una guerra sacrílega que amenaza a judíos y cristianos por igual, privándolos de sus seres queridos, de sus casas, de sus bienes, de sus propias vidas! Sólo en la voluntad seria de acercamiento y en el diálogo fraterno es posible preparar el terreno para la paz. Como judíos y cristianos, tratamos de hacer todo lo humanamente posible para detener la guerra y abrir caminos de paz.

“Sí, reiteró el pontífice, el camino de la convivencia pacífica comienza con la justicia que, junto con la verdad, el amor y la libertad, es una de las condiciones fundamentales para una paz duradera en el mundo”. 

Colaboradores de la Divina Providencia
Mediante la fe y la lectura de las Escrituras, dijo el Papa, judíos y católicos entran en relación con el Señor y se convierten en "colaboradores de su voluntad providente".

"También tenemos una mirada similar al final, habitada por la confianza de que, en el camino de la vida, no vamos hacia la nada, sino hacia el Altísimo que nos cuida, hacia Aquel que nos prometió, al final de días, un reino de paz eterna, donde terminará todo lo que atente contra la vida y la convivencia humana". 

Organizarse
A la luz del patrimonio religioso compartido, judíos y católicos "miran el presente como un desafío" que los une, "como una exhortación a actuar juntos". La tarea de estas dos comunidades de fe es “trabajar para que el mundo sea más fraterno, luchando contra las desigualdades y promoviendo una mayor justicia, para que la paz no se quede en una promesa del otro mundo, sino que ya sea una realidad en este”.

“Aquel que ha creado todo según el orden y la armonía -concluyó Francisco- nos invita a recuperar este pantano de injusticia que está hundiendo la convivencia fraterna en el mundo, tanto como la devastación ambiental compromete la salud de la tierra”.

"Que el Señor -dijo finalmente el Papa- los acompañe en su camino y nos guíe juntos por el camino de la paz. Shalom".