Ese 13 de diciembre de hace 52 años fue sábado, vísperas del tercer domingo de Adviento. En la liturgia de la Iglesia este día es conocido como el Domingo de Gaudete o de la Alegría, para muchos el sello del pontificado del Papa Francisco junto con la misericordia.

Según el libro “El jesuita: Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio”, Francisco descubrió su vocación al sacerdocio mientras estaba en camino a celebrar el Día de la Primavera.

Cuando pasó por la iglesia del barrio bonaerense de Flores para confesarse, recibió una especial inspiración del sacerdote que lo acogió.

En otra oportunidad el Santo Padre contó que inicialmente su madre no apoyó su decisión de entrar al sacerdocio, a pesar de que era una católica devota. Sin embargo, cuando el hijo fue ordenado, la madre aceptó su llamado y le pidió la bendición al final de la ceremonia.

Jorge Mario Bergoglio prosiguió su formación como jesuita entre 1970 y 1971 en España. El 22 de abril de 1973 emitió sus profesiones perpetuas en la Compañía de Jesús.

Cuando regresó a Argentina sirvió como profesor en la Facultad de Teología de San José en la localidad de San Miguel (en las afueras de la ciudad de Buenos Aires), rector del Colegio y el 31 de julio de 1973, a la edad de 36 años, fue designado provincial de Argentina de los jesuitas.

El 20 de mayo de 1992 San Juan Pablo II lo nombró Obispo Auxiliar de Buenos Aires y recibió la consagración episcopal el 27 de junio de ese año de manos del Arzobispo local, Cardenal Antonio Quarracino.

Mons. Bergoglio fue nombrado Arzobispo Coadjutor de Buenos Aires el 3 de junio de 1997. Asumió el gobierno pastoral de la Arquidiócesis en febrero de 1998, a la muerte del Cardenal Quarracino.

Luego, en el consistorio del 21 de febrero de 2001, fue creado cardenal por el Papa San Juan Pablo II.

Como cardenal participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI en abril de 2005 y el 13 de marzo de 2013 fue elegido sucesor de Pedro, asumiendo el nombre de Francisco.