En una ceremonia religiosa presidida por el obispo Gabriel Antonio Mestre, Lucas Di Leva recibió este lunes su ordenación presbiteral en la Catedral de Mar del Plata, acompañado por familiares, amigos y miembros de las distintas comunidades en las que participó activamente desde su juventud.

En su homilía, titulada “Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios” (Lc 1,8b), el obispo de Mar del Plata propuso tres breves puntos de reflexión, sintetizados en las palabras ‘sacerdotal’, ‘espíritu’ y ‘todos’.

A la luz de los textos bíblicos y del lema presbiteral ("Me hice todo para todos"), monseñor Mestre explicó que “la figura de Zacarías en cuanto sacerdote de la antigua alianza es sumamente sugerente. El Evangelio que acabamos de escuchar dice que ‘ejercía la función sacerdotal’ (Lc 1,8b)”.

En ese sentido, el prelado destacó que “desde el Bautismo, todos los fieles somos pueblo sacerdotal. Dentro de este pueblo sacerdotal, Dios elige a algunos varones para que sean sus ministros, ejercitando el sacerdocio de manera particular en el presbiterado a imagen de Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia”.

“La función sacerdotal ministerial no tiene que ser la de un funcionario”, aseguró, indicando que “es estar entregado, ocupado y preocupado por los deberes sagrados”.

Sobre este punto, señaló que “el oficio sacerdotal es culto y liturgia, es conducción y pastoreo, es anuncio y enseñanza, es animación y sostenimiento de la comunidad, es cuidado de los pobres, enfermos, débiles y sufrientes”.

Llamó, además, a los presbíteros y diáconos a renovar “también nosotros el sacerdocio ministerial para que nuestra vida sea realmente sacerdotal, que todo en nosotros sea sacerdotal”. “Somos sacerdotes 24/7, y sabemos que muchas de las crisis de nuestro tiempo vienen de retacear esta identidad total”, expresó.

“¡Cuánto mal hace el ejercicio esquizofrénico del ministerio sacerdotal, cuando hay actitud de funcionario pero no existe un corazón de pastor!”, lamentó el diocesano, y llamó a “vivir con alegría e integralidad nuestro sacerdocio, delante de Dios y del Pueblo que servimos”.

Abordando el segundo punto, refirió que “Dios entrega su don de forma gratuita y libre, pero espera y respeta la libertad humana, esperando y motivando una actitud de profunda docilidad”.

“Con el paso de los años, corremos el riesgo de afirmarnos en ámbitos de falsa seguridad y perder de vista que nuestro único lugar seguro es el mismo Dios, con esa docilidad al Espíritu que realmente nos plenifica y nos hace libres”, advirtió, y pidió: “Oren y pidan siempre a Dios que el obispo, los presbíteros y los diáconos crezcamos en docilidad al Espíritu, y seamos siempre hombres del Espíritu al servicio de nuestro Pueblo”.

Sobre el lema elegido por Lucas, “Me hice todo, para todos” (1Co 9,22), monseñor Mestre explicó que “el contexto de la frase está marcado por el celo pastoral del apóstol san Pablo. Cristo no solo ha impactado de forma estructural en su vida, sino que ese impacto profundo lo lleva a querer comunicar la grandeza de Dios a todas las personas de todos los Pueblos”.

“¡Qué bueno que hayas elegido este texto, que en clave de totalidad expresa la entrega del siervo del Señor para la salvación de todos!” destacó. “Querido Lucas: ¡que en tu fina sensibilidad musical, siempre puedas componer, ejecutar y cantar la misericordia divina, haciéndote todo para todos!”, concluyó.