La arquidiócesis de Buenos Aires celebró este miércoles la misa de envío misionero en la Catedral Metropolitana de la Santísima Trinidad, para pedir y agradecer por las misiones que se realizarán durante el verano.

El cardenal Mario Aurelio Poli presidió la Eucaristía que concelebraron los obispos auxiliares Alejandro Daniel GiorgiJuan Carlos Ares y Enrique Eguía Seguí junto a sacerdotes de las comunidades misioneras, y que contó con la presencia de jóvenes de toda la ciudad.

Con espíritu alegre y la motivación de quienes llevan la Buena Noticia, la misa fue una fiesta sencilla que se caracterizó por la familiaridad de quien se sabe en casa a pesar de que pronto parte en viaje de misión.

En su homilía, el cardenal recordó las palabras de San Pablo “Ay de nosotros si no predicamos el Evangelio” y reflexionó: “La misión es una sincera y sencilla visita”, como la de la Virgen María a su prima Isabel relatada en el Evangelio.

“Queridos misioneros: ese recorrido se transformó en modelo de estilo misionero que la Iglesia desplegó durante estos dos milenios, ahí está el secreto de la misión”, exclamó el cardenal Poli.

No es la repetición de una visita, sino la actualización del “siempre creativo diseño mariano de evangelizar, pero con el mismo mensaje: la persona, el Evangelio, los milagros, la misericordia, la pasión, muerte y resurrección de Jesús”, detalló.

El arzobispo recordó las palabras del papa Francisco en Evangelii gaudium: “En todos los bautizados actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar” y se dirigió a los misioneros: “Eso les ocurre a ustedes en su corazón”.

“No nos cansemos de predicar a Jesús, de ser testigos de su amor, de decirle al mundo: Dios te ama infinitamente” exhortó el cardenal a los jóvenes presentes, “nuestro Señor es el único bueno, benigno, tardo en enojarse, veraz; a Él tenemos que predicar”.

“La misión es una cuestión de amor en primer lugar, pero Dios permite que disfrutemos la alegría del Evangelio, la que se da y se recibe”, destacó.

La homilía concluyó con una invitación: “No se cansen de evangelizar, pero sobre todo de ser testigos; sean capaces de mostrar la fe que creen y que los mantiene en pie con sus obras, su presencia y, sobre todo, con la alegría que ustedes saben desbordar”.

Antes de compartir la Eucaristía, los jóvenes elevaron las cruces que los acompañarán durante su misión para recibir y llevar en ella la bendición de Jesús resucitado.

La misa también estuvo en comunión con los misioneros "ad gentes" que fueron enviados desde la Argentina hacia diferentes lugares del mundo, "unión en oración de los que están aquí y allá", expresó el arzobispo porteño.