Con su hermano Santiago y con Pedro forma el triunvirato de confianza del Maestro, pero Juan es, además, "el discípulo amado". Así se nombra a sí mismo repetidas veces en su Evangelio. Fue el único apóstol que lo acompañó hasta el Calvario, y mereció el honor de que Jesús desde la cruz le entregara a la Virgen María como madre, a la que acompañó mientras vivió, rodeándola de ternura y respeto. Padeció el martirio en la Isla de Patmos, pero no murió en él, llegando a vivir más de 100 años. Escribió el cuarto Evangelio, que más que relato de la vida de Jesús es una demostración teológica de su divinidad. Es autor también del Apocalipsis.