La tradición dice que en la casa de Nazaret Jesús llevó una vida sencilla, humilde y oscura hasta la edad de 30 años. En el seno de esa familia aprendió el oficio de carpintero que ejercía San José. Allí creció en edad y sabiduría. Junto a ellos, María se sentía feliz de aliviar las fatigas de su esposo. Los tres santificaron la vida familiar mediante el ejercicio de las virtudes domésticas, practicando la caridad, la ayuda mutua, el respeto y la obediencia.