Como en el primer atentado a Kyiv, el 24 de febrero, en la audiencia general de este miércoles, día 329 de la guerra, el Papa Francisco no deja de expresar su pensamiento por Ucrania, "tan necesitada de cercanía, de consuelo y, sobre todo, de paz". Al dolor por esta tierra que vuelve a calificar "martirizada", se une ahora el horror por la atrocidad del atentado de Dnipro, al sureste del país. El pasado sábado 14 de enero, un misil destruyó un edificio de apartamentos, matando a más de 40 personas, incluidos niños. Un nuevo capítulo "trágico" de una guerra brutal que hasta ahora se ha cobrado la vida de 7.000 personas. Ante todo esto, dice el Papa a los fieles en el Aula Pablo VI, no podemos apartar la mirada.

“Hago mío el dolor desgarrador de los familiares. Las imágenes y los testimonios de este trágico episodio son un fuerte llamamiento a todas las conciencias. ¡No podemos permanecer indiferentes!”
 
Las palabras del Papa llegan mientras la ciudad sigue excavando en busca de supervivientes bajo los escombros del edificio residencial. El balance del que probablemente sea uno de los bombardeos más sangrientos desde el inicio del ataque ruso a Ucrania es de 45 víctimas. Entre ellos había cuatro niños, el más pequeño de 11 meses. Los servicios de rescate ucranianos han anunciado el fin de la búsqueda de sobrevivientes. Según el alcalde Boris Filatov, ya no hay más sobrevivientes. Hasta ahora se ha rescatado a 39 personas, entre ellas seis niños. Uno, de un año, es el último extraído con vida junto a su padre. Hay casi un centenar de heridos y 34 desaparecidos. Se derrumbó una sección entera del edificio de nueve plantas, y el balance de víctimas es uno de los más sangrientos desde el pasado mes de febrero. Según las fuerzas aéreas ucranianas, Rusia alcanzó el edificio con un misil "Soviet-era Kh-22" conocido por su imprecisión; mientras que el Kremlin, por su parte, insiste en que no alcanzó objetivos civiles y culpa a la defensa antiaérea ucraniana del ataque. También el sábado, las ciudades de Kyiv, Járkiv y Odesa sufrieron ataques que, según Moscú, iban dirigidos contra la infraestructura militar y energética de Ucrania.