Cómo realizarse en la fe y corresponder al amor de Dios fue el mensaje central de la reflexión del papa Francisco de este domingo 12 de febrero al dirigirse a los creyentes reunidos para el rezo del Ángelus.

Reflexionando sobre el Evangelio del día, el pontífice dijo que Jesús “nos hace entender que las reglas religiosas son necesarias, son buenas, pero son solo el comienzo: para cumplirlas, es necesario ir más allá de la letra y vivir su significado”.

Siguiendo el ejemplo del Evangelio de Mateo en el que Jesús dice: “No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas. no vino a abolir, sino a cumplir” ( Mt 5,17), explicó que ‘cumplir’ es una palabra clave para entender a Jesús y su mensaje.

No basta llevar una vida respetando las leyes, dijo, abstenerse de matar, pero herir con las palabras, abstenerse de cometer adulterio pero vivir un amor “manchado de duplicidad y falsedad”, hacer un juramento solemne “si uno entonces actúa con hipocresía. "Esto", subrayó, "no es cumplimiento".

El Santo Padre explicó que “Hacer una ofrenda a Dios corresponde a la gratuidad de sus dones”. El mensaje es claro, dijo: “Dios nos ama primero, libremente, dando el primer paso hacia nosotros, sin que lo merezcamos”.

“No podemos celebrar su amor sin dar a nuestra vez el primer paso hacia la reconciliación con quienes nos han hecho daño” y añadió Francisco “de esta manera, hay cumplimiento a los ojos de Dios, de lo contrario, la observancia externa, puramente ritualista, no tiene sentido”.

Dijo que “las reglas religiosas son necesarias, son buenas, pero son solo el principio: para cumplirlas es necesario ir más allá de la letra y vivir su sentido”.

Y subrayó que “los mandamientos que Dios nos ha dado no deben encerrarse en las bóvedas sin aire de la observancia formal”.

El Papa señaló que este es un tema atemporal y recordó a los creyentes que la fe no es “una observancia formal, que se satisface con lo mínimo, mientras que Jesús nos invita a aspirar al máximo posible”.

“Dios no razona con cálculos y tablas; nos ama como quien está enamorado: ¡no al mínimo, sino al máximo! Él no dice: “Te amo hasta cierto punto”.

El verdadero amor, prosiguió el Papa, “nunca llega hasta cierto punto, nunca se satisface; el amor va más allá, uno no puede prescindir de él” y explicó además que el Señor nos lo mostró “dando su vida en la cruz y perdonando a sus asesinos, y nos encomendó el mandamiento más querido por él: que nos amemos unos a otros como él nos amó.

“¡Este es el amor que da cumplimiento a la Ley, a la fe, a la vida!”, exclamó.

El Santo Padre terminó su reflexión alentando a los cristianos a preguntarse cómo viven su fe: “¿Cuestión de cálculos, de formalismo o de una historia de amor con Dios? ¿Me conformo con no hacer daño, con mantener la “fachada” en orden, o trato de crecer en el amor a Dios y a los demás?”.

De vez en cuando, dijo, revisa tú mismo el gran mandamiento de Jesús, preguntándote si "Amo a mi prójimo como él me ama a mí".

“Porque quizás somos inflexibles al juzgar a los demás y nos olvidamos de ser misericordiosos, como Dios es con nosotros”, concluyó.