Una delegación de la Sociedad Max Planck fue recibida por el papa Francisco este jueves por la mañana, para una audiencia privada en el Vaticano.

La Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia es una asociación no gubernamental y sin fines de lucro formalmente independiente de institutos de investigación alemanes. Fundada en 1911 como la Sociedad Kaiser Wilhelm, pasó a llamarse Sociedad Max Planck en 1948 en honor a su ex presidente, el físico teórico Max Planck.

En su discurso a la Sociedad, Francisco destacó el aprecio de la Santa Sede por la investigación científica y, más concretamente, por la labor de la Sociedad Max Planck en su compromiso con el avance de las ciencias y el progreso en áreas específicas de investigación.

El obispo de Roma también animó a la Sociedad a mantener estándares de “ciencia pura”, ciencia que no esté influenciada por prejuicios de naturaleza política o económica, y alertó sobre los riesgos de que la inteligencia artificial sustituya al pensamiento humano.

En tiempos de rápidos cambios tecnológicos, el sucesor de Pedro se manifestó en contra de complementar el pensamiento intelectual y emocional de los seres humanos con el de las máquinas a través de la inteligencia artificial. "Esto pone en primer plano cuestiones importantes tanto para la ética como para la sociedad en su conjunto", advirtió Francisco, ya que plantea la cuestión de hacia dónde nos dirigimos y, por lo tanto, cuál es el sentido último de la vida.

Por eso, el Papa animó a la asociación a reflexionar sobre la cuestión de cómo resolvemos los problemas con esta nueva forma de “pensamiento híbrido” resultante de los seres humanos que utilizan máquinas artificiales para complementar el pensamiento y hacer preguntas.

En este tiempo de una “segunda modernidad”, el papa manifestó que muchas veces se ha privilegiado el principio de la responsabilidad “técnica”, sin dejar lugar a la moralidad en el discernimiento del bien o del mal. La funcionalidad, prosiguió, tiene hoy precedente sobre lo éticamente lícito.

Cuidar a los demás debería ser la primera prioridad, argumentó el papa, en lugar de colocar los resultados finales por encima de todo. “Porque, al final, somos responsables no solo de lo que hacemos, sino también, y sobre todo, de lo que podemos hacer y, sin embargo, elegimos no hacer”, aseguró.

El papa concluyó su discurso agradeciendo a la delegación por su visita y pidiendo la intercesión del Espíritu Santo para que les ayude en sus investigaciones y diversos proyectos.