En su columna semanal que tituló "Subir a la montaña con amigos", monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), reflexionó sobre la subida de Jesús al monte Tabor (de unos 450 metros desde la base) con tres de sus discípulos más cercanos: Pedro, Santiago y Juan.

“En San Juan subir a una montaña es una actividad frecuente”, comenzó explicando el prelado, buscando “algunas enseñanzas que podemos apropiarnos para nuestra vida”. En ese sentido, resaltó que “para subir a la montaña hay que tomar dos decisiones simultáneas: lo que debo dejar y el esfuerzo necesario a emprender”.

“Estamos en los primeros días de la Cuaresma y debemos decidirnos a dejar la mediocridad, lo repetitivo que se nos va pegando casi sin darnos cuenta. La conversión a la cual se nos llama implica soltar el lastre que nos impide seguir más de cerca y con mayor agilidad los pasos de Jesús; también dos decisiones simultáneas: desprendimiento y seguimiento”, detalló.

Haciendo referencia a que la experiencia es compartida por los tres discípulos que ascienden con Jesús; destacó que “en este caminar juntos se nos muestra la dimensión comunitaria de la visión maravillosa que contemplan: belleza, paz, encuentro, plenitud…”

Pero adviritió que “no basta con quedarse embelesados contemplando el prodigio asombroso. Es necesario escuchar a Jesús”. ¿Cómo? ¿Dónde? “Con un oído atento y corazón abierto”.

“En el camino sinodal tenemos estas situaciones. Andar con Jesús, hacer el esfuerzo de ir cuesta arriba, gozar de momentos luminosos de comunión y encuentro, ser llevados por el Señor a continuar el camino con otros hermanos y hermanas en la fe”, prosiguió monseñor Lozano.

Para finalizar, compartió “algunas de las insistencias que van saliendo” en los Encuentros Regionales de la Fase Continental del Sínodo: “igual dignidad de todos los miembros de la Iglesia, lo que nos une es lo permanente; escuchar y acoger a los excluidos; la participación de las mujeres en espacios de decisión; y que los jóvenes son el hoy de Dios”.