El nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, presidió el sábado 25 de marzo la misa de clausura del Año Jubiliar Diocesano por los 125 de la creación de la arquidiócesis de Tucumán, que llevó por lema "Caminemos juntos".

En la homilía de la Eucarística en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación, el representante papal destacó que en esta celebración se recuerda a los diez obispo y arzobispos de esta jurisdicción eclesiástica y detalló: “Entre los prelados fallecidos menciono a monseñor Juan Carlos Aramburu, quien sería nombrado posteriormente cardenal y arzobispo de Buenos Aires, y también monseñor Alfredo Horacio Zecca que falleció hace poco tiempo”.

“Esta arquidiócesis también tiene el honor y el privilegio de tener a su eminencia Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito. La elevación de monseñor Villalba a la dignidad cardenalicia fue también una señal del reconocimiento del Papa a la arquidiócesis de Tucumán”, puntualizó, y completó: “Hoy pensamos con gratitud al arzobispo actual, monseñor Carlos Alberto Sánchez que pastorea desde hace casi seis años; pero que conoce profundamente la realidad de Tucumán, hijo de esta tierra. Nació y creció en esta ciudad. Hace treinta y cinco años fue ordenado sacerdote en esta iglesia catedral. Él es coadyuvado por el obispo auxiliar, monseñor Roberto José Ferrari”.

Monseñor Adamczyk agradeció la valiosa colaboración que prestan en la vida diocesana sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas. También de laicos comprometidos, catequistas, miembros de diferentes movimientos y apostolados y, sobre todo, del “santo Pueblo de Dios que vive aquí. Agradecemos a Dios por la fe de este pueblo”.

“Estamos reunidos en la catedral de Nuestra Señora de la Encarnación en el día de la Anunciación”, recordó, y agregó: “La celebración de hoy es también una fiesta conjunta de Cristo y de la Virgen: del Verbo que se hace hijo de María y de la Virgen que se convierte en Madre de Dios’”.

“La fiesta de hoy, de la Anunciación que celebramos a la clausura del año jubilar, es una ocasión para todos nosotros de decir a Dios nuestro ‘sí’, ¡aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad! Queremos renovar nuestra fe, para acompañar la proclamación de la Buena Nueva a todos”, sostuvo.

Por último, monseñor Adamczyk afirmó que las celebraciones jubilares son como los cumpleaños de la arquidiócesis de Tucumán; es su fiesta, permítanme pues de presentar a todos ustedes, en primer lugar al señor arzobispo, a los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y a todos los fieles, los mejores deseoa, que Dios les conceda de ser felices mensajeros de la Buena Noticia”.

“Que en la arquidiócesis no falten vocaciones, que crezca la fe del pueblo; que todos vivan en la paz con muchas gracias terrestres y celestiales, de salud y prosperidad; que Dios los bendiga”, concluyó.