“Me metieron a una patrulla con dos policías y me llevaron a la frontera. Me hicieron cruzar y me dijeron que ya estaba fuera del país y no podía regresar más”, comentó el 4 de abril a Radio Hogar, radioemisora de la Arquidiócesis de Panamá.

Actualmente, el sacerdote de origen panameño se encuentra a salvo en la ciudad de San Pedro Sula (Honduras), después de haber sido detenido por la policía del régimen el 3 de abril, Lunes Santo, al término de la Misa Crismal.

El misionero trabajaba en la parroquia María Auxiliadora de la localidad de San José de Cusmapa, en la Diócesis de Estelí.

El P. Ismael Montero Toyos, Superior Provincial de los Claretianos en Centroamérica, indicó a Radio Hogar que al P. Alarcón “lo venían siguiendo de días atrás” y el 3 de abril, aprovechando que “venía de la Misa y estaba fuera de su casa, lo detuvieron y lo enviaron a la frontera con Honduras”.

“Gracias a Dios tenemos gente conocida y durmió bien en San Marcos de Colón y viajó a San Pedro de Sula donde tenemos otra comunidad de los misioneros claretianos. Él está bien físicamente, pero la situación es un poco difícil porque lo sacaron sin previo aviso”, explicó sobre el caso.

Según un informe divulgado el último viernes por la ONG “Monitoreo Azul y Blanco”, al menos 15 nicaragüenses, en su mayoría opositores y fieles católicos, así como un periodista, fueron detenidos en Nicaragua por la policía durante la Semana Santa.

El P. Alarcón sostuvo que los presbíteros han “estado en una situación incómoda porque no se puede hablar nada”.

Aseguró que él nunca ha hablado “de política” porque no le interesa, pero “yo no me reservo a hablar del tema de la justicia en la Misa de los domingos”.

El sacerdote panameño desmintió algunas versiones que señalan que fue expulsado por realizar una procesión o Vía Crucis, celebraciones de piedad popular prohibidas por la dictadura de Daniel Ortega en febrero de este año.

 “Yo no hice procesión porque estaban prohibidas y yo era el primero en avisarle a la gente que no se realizarían”, sostuvo.