El cardenal Michael Czerny, de 76 años, no es solo el prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano desde el 2022. Tiene una ruta de vida que lo define en muchos aspectos: nació en Checoslovaquia y fue migrante en Canadá con su familia en 1948, luego de haber transitado con crudeza la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1964 y se ordenó en Ontario en 1973. Estuvo vinculado en el impulso y puesta en marcha de espacios en defensa de los Derechos Humanos, la Justicia Social, la Ecología, la lucha contra el SIDA. Vivió en África, asesoró al Pontificio Consejo Justicia y Paz y fue designado por el papa Francisco en el 2019 como uno de los Secretarios Especiales para el Sínodo de los Obispos en la región amazónica. 

En una entrevista para AICA, realizada por Virginia Bonard, el purpurado vaticano refiere a su ponencia en el III Congreso Latinoamericano y Caribeño de Doctrina Social de la Iglesia (DSI), organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), destaca la riqueza del pontificado de Francisco, advierte sobre las migraciones forzadas a raíz de los conflictos y se mete de lleno en sus propósitos cotidianos que tienen al bienestar de los pueblos del mundo como máximo destinatario.

“La pandemia, como una lente de aumento, ha evidenciado estas criticidades con mayor claridad, revelando otros aspectos concomitantes, como la emergencia sanitaria, la educativa, pero también la necesidad de un liderazgo político capaz de orientar las opciones comunes hacia el bien de todos”, sostuvo.

-¿Cuál son los desafíos que debe afrontar el CELAM en materia de Doctrina Social de la Iglesia?
El tema de la ponencia (en el congreso del CELAM) aborda la necesidad de actualizar y renovar la Doctrina Social de la Iglesia. En mi intervención destaco la importancia para toda la Iglesia Católica de la V Conferencia General del CELAM en Aparecida y destaco que el documento de Aparecida es la referencia fundamental de la exhortación apostólica del papa Francisco Evangelii gaudium. De este modo, se evidencia que el trabajo realizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano es una gran riqueza para toda la Iglesia.

Muchos de los desafíos planteados por Aparecida siguen siendo vigentes, como lo es la globalización, las migraciones, el recrudecimiento del racismo, la intensificación de la violencia social, la precariedad de la vivienda, el aumento de la pobreza y el cuidado de la creación. 

Además, la pandemia, como una lente de aumento, ha evidenciado estas criticidades con mayor claridad, revelando otros aspectos concomitantes, como la emergencia sanitaria, la educativa, pero también la necesidad de un liderazgo político capaz de orientar las opciones comunes hacia el bien de todos.

Luego, durante el discurso menciono varios aspectos relevantes relacionados al actual proceso de la sinodalidad al que está convocado todo el Pueblo de Dios. 

Como lo ha dicho en varias ocasiones el papa Francisco, es necesario superar el escollo del clericalismo. No se puede contrarrestar el clericalismo si, al mismo tiempo, no se permite que surja un laicado responsable y fiable, ya que los laicos están llamados a ser “corresponsables” y no “colaboradores”.

También, resalto algunas cuestiones importantes relacionadas con la sinodalidad como es el compromiso para que toda la pastoral sea planteada en clave misionera, la inculturación y la protección de la casa común ante la crisis ecológica. 

Finalmente, advierto que cuando la Iglesia es autorreferencial, desarrolla la patología de la mundanidad espiritual. Por lo que también en este caso, la sinodalidad puede constituir un recurso decisivo para discernir el modo de encarnar la misión de la Iglesia: no se trata de inventar algo nuevo, sino de reformar las estructuras ya existentes, para que estén verdaderamente al servicio de la fuerza misionera de cada sector de la pastoral ordinaria.

-¿Considera que la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) debería recibir un mayor impulso desde lo pedagógico para tener mayor presencia en las catequesis de niños, jóvenes y adultos? ¿Se conoce poco sobre la DSI, está poco valorada?
Merece la pena recordar que muchos cristianos están involucrados en diferentes temas relacionados con la Doctrina Social de la Iglesia. Por ejemplo, hay numerosos jóvenes comprometidos en el cuidado de la casa común. Otra reciente experiencia que involucra con éxito a muchos jóvenes del mundo es la “Economía de Francisco”.

Sin embargo, es importante impulsar una mayor promoción de los principios del Magisterio social de la Iglesia en la formación de las diferentes propuestas pastorales. Desde el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral acompañamos a las iglesias locales en esta cuestión.

-Entre sus últimas intervenciones públicas se destacó una en la que trazó un arco conceptual entre Pacem in Terris y Fratelli tutti. ¿Quisiera referirse a ello para los lectores de AICA?
La encíclica Pacem in Terris de San Juan XXIII (11 de abril de 1963) forma parte de una larga serie de documentos magisteriales con los que los pontífices del siglo XX dirigieron su atención al tema de la paz.

El papa Francisco ha afirmado que la Pacem in Terris “traza una línea que va desde la paz que hay que construir en el corazón de los hombres a un replanteamiento de nuestro modelo de desarrollo y de acción a todos los niveles, para que nuestro mundo sea un mundo de paz”, tal y como lo hace en Fratelli tutti.

La encíclica de Juan XXIII recuerda claramente que “no puede haber verdadera paz y armonía si no trabajamos por una sociedad más justa y solidaria, si no superamos egoísmos, individualismos, intereses de grupo y esto en todos los niveles”.

Francisco ha señalado que el fundamento de la Pacem in Terris se centra en “el valor de la persona, la dignidad de cada ser humano, que hay que promover, respetar y tutelar siempre”. 

En esta línea, el papa Francisco en Fratelli tutti citó la encíclica de San Juan XXIII que señala que “resulta un absurdo sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado” y Francisco añadió que “las razones de la paz son más fuertes que todo cálculo de intereses particulares y que toda confianza en el uso de las armas”.

-Ante los 10 años de pontificado de Francisco, ¿qué de sus gestos, textos, viajes, conversaciones, considera han impactado más en el mundo?
Es difícil sintetizar la riqueza del pontificado del papa Francisco en pocas palabras. Uno de los aspectos esenciales de estos primeros diez años del papa Francisco es la exhortación a la centralidad del mensaje del Evangelio, a aplicar el Concilio Vaticano II, a enfocar toda la pastoral de la Iglesia en clave misionera, para ser una “Iglesia en salida” y alentar a que la Iglesia esté “abierta en diálogo con el mundo”. 

A partir de la exhortación apostólica Evangelii gaudium, el papa Francisco destaca la imagen de la Iglesia del Concilio Vaticano II que llama a los fieles como “Pueblo de Dios” y resalta que todos los bautizados deben no sólo seguir a Cristo, sino también ser discípulos misioneros.

Durante su pontificado, Francisco ha convocado también a importantes asambleas sinodales, como las dos sobre la familia (en 2014 y 2015), la de los jóvenes (2018), la de Amazonía (2019) y el actual proceso sinodal. 

Entre los 40 viajes internacionales en los que ha visitado alrededor de 60 países, es asombroso darse cuenta de que más de una docena de destinos tenían mayoría musulmana. ¿Por qué? Porque Francisco defiende el diálogo como “oxígeno para la paz, que abre las mentes y los corazones al encuentro y derriba los muros de la violencia y la división”.

Uno de los viajes en los que acompañé al papa Francisco fue a Canadá en 2022, durante el cual el pontífice se reunió con pueblos indígenas, escuchó a víctimas de abusos en internados gestionados por varias diócesis y congregaciones religiosas, y abordó el impacto actual de la colonización. 

El objetivo del viaje del papa Francisco en Canadá “fue profundamente humano, pastoral y espiritual, y lo llevó a cabo de todo corazón, y creo que esto explica el impacto y el éxito de la visita”. 

En el prólogo del libro “Fraternidad, signo de los tiempos: El Magisterio Social del papa Francisco (2022)”, el papa Francisco expresó la visión de una Iglesia peregrina y misericordiosa que es el sello distintivo de su pontificado. Se trata de una Iglesia “al servicio de la humanidad, cuidando la creación y proclamando y realizando una nueva fraternidad universal, en la que las relaciones humanas se curan del egoísmo y la violencia y se fundan en el amor mutuo, la aceptación y la solidaridad”.

-Las migraciones forzadas por situaciones de conflicto son una realidad que se repite en los cinco continentes. ¿Qué rol desempeña su dicasterio en esta cuestión, cómo lo asume según las regiones del planeta y en qué radica el diferencial cristiano al acercarse a esas poblaciones?
En el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral escuchamos y acompañamos a las iglesias locales en el mundo y los desafíos pastorales que enfrentan. Precisamente, la cuestión de los migrantes, refugiados y víctimas de trata es una de áreas temáticas del trabajo que realizamos en este Dicasterio Vaticano.

El Dicasterio observa los fenómenos migratorios en todo el mundo, pero también a nivel local recoge datos e información, especialmente a través de la escucha y el diálogo con las iglesias locales. De acuerdo con la información recogida, elabora documentos de orientación para la pastoral migratoria a nivel universal y local y ofrece el apoyo necesario a las Iglesias locales que lo solicitan.

En respuesta a los desplazamientos a gran escala, es necesario promover planes nacionales de acogida y de asistencia, especialmente en los países de mayor riesgo. Esto debe hacerse mediante la asignación de recursos para la construcción de infraestructuras e instituciones, con la ayuda de la cooperación internacional, y debe incluir el desarrollo de capacidades y la promoción de una planificación adecuada. Además, es esencial invertir en la educación de las nuevas generaciones, así como insistir firmemente en la importancia de la “cultura del cuidado” como camino de paz y como compromiso común de reconciliación, respeto mutuo y acogida recíproca. Así es como promovemos la formación de los artesanos de la paz, quienes son capaces de generar procesos de sanación y de encuentros personales.

Fuente: AICA.-