Cuando ya se jugaron 13 fechas del campeonato, Racing mira la tabla de posiciones y se encuentra a 15 puntos del líder, River. Si antes de arrancar el año, la Academia debía imaginar cómo estaría a la mitad del torneo no hubiera adivinado este presente. Pero la de la tabla de posiciones es apenas una de las malas señales que dejó este sorprendente traspié por 3 a 1 ante Atlético de Tucumán, lleno de luces de alarma, con un equipo desdibujado y sin siquiera reacción en la desventaja.

Abril, con la seguidilla de partidos y el arranque de la Copa Libertadores, podía servir de termómetro para conocer el verdadero rostro de este Racing modelo 2023. El final de esa racha entrega un rostro de lo más preocupante. Más allá de haber obtenido los seis puntos en juego en el certamen continental, en el torneo local la performance de la Academia quedó muy en deuda. En el horizonte inmediato ahora aparecen dos duelos importantes como Boca, en la Bombonera, y Flamengo, en Avellaneda, por la Libertadores. Nada menos.

Van cuatro fechas sin victorias para la Academia, con las derrotas ante Gimnasia, Newell’s y Atlético Tucumán, además del empate en el clásico contra Independiente. “Movete, Racing, movete”, sonó en el Cilindro de Avellaneda por segunda vez en cuatro días, ya que también se había escuchado el jueves pasado ante Aucas, por la Libertadores. Un canto que parecía haberse archivado desde la llegada de Gago pero que resurgió por las dudas que deja el equipo en su rendimiento y por la falta de resultados.

Para recibir al Decano, que llegaba con una sola victoria en 12 fechas, Gago decidió hacerle lugar a la rotación. Entre los 11, incluso, apareció un debutante: Emiliano Saliadarre, de 20 años, aún sin contrato en Primera División. Sorpresiva decisión del técnico, que hasta ahora mechó apenas algunos pocos juveniles del club y siempre los llevó muy de a poco. Saliadarre, zurdo, atraviesa un buen presente en el torneo de Reserva jugando como delantero de área. Gago, que apenas lo había llevado al banco de suplentes en el partido pasado, lo ubicó como extremo por izquierda, pero un tanto aislado, sin ningún apoyo por la banda. No fue el único estreno: a falta de 10 minutos para el final, también le llegó la chance a Ramiro Degregorio. Otra sorpresa: tampoco tiene contrato profesional y ni siquiera figura entre los 50 nombres que presentó el club en la lista de la Copa Libertadores.

Racing se mostró incómodo, con un esquema tan dinámico que nunca terminó de asentarse. Lejos del juego asociado que supo ser su sello recurrió a los envíos largos para el doble nueve compuesto por Maxi Romero y Paolo Guerrero. Las señales de incomodidad que daba el equipo local tardaron 39 minutos en cristalizarse. Lo que Racing venía disimulando con algunos cruces salvadores de Facundo Mura o Leonardo Sigali, Adrián Sánchez lo evidenció con un remate franco en el área chica para poner 1 a 0 al Decano. Hubo una ayuda involuntaria: Gabriel Arias no estuvo lúcido y vio cómo la pelota se le escurría contra el palo izquierdo. Una alarma importante para la Academia, que hasta ahora no había mostrado la capacidad de revertir el resultado cuando arrancó en desventaja ante Argentinos, Godoy Cruz, Gimnasia, Newell’s e Independiente.

Tampoco sucedió ante Atlético Tucumán. Las modificaciones que intentó Gago trajeron más desconcierto. Los goles del Decano cayeron por peso propio. Primero fue Ortiz, de cabeza tras una pelota parada. Luego Estigarribia, en un contraataque franco después de un insólito error entre Sigali y Maxi Moralez. Así se construyó este gran triunfo tucumano, que aún no había ganado como visitante en este campeonato y dio el golpe en el Cilindro de Avellaneda.

Fuente: La Nación.-