Cuenta la tradición que los españoles, cuando fundaron San Juan de Vera de las Siete Corrientes, llamado hoy Corrientes, después de elegir el lugar y antes de levantar el fuerte, decidieron erigir una gran cruz, símbolo de su fe cristiana.  La construyeron con una rama seca del bosque vecino, la plantaron luego, y a su alrededor edificaron el fuerte, con ramas y troncos de la selva. Construido el fuerte y encerrados en él, los españoles se defendían de los asaltos que, desde el día siguiente, les llevaban sin cesar las tribus de los guaraníes, a los cuales derrotaban diariamente. Los indios atribuían sus desastres a la cruz, por lo que decidieron quemarla, para destruir su maleficio. Se retiraron a sus selvas, en espera de una ocasión favorable, la cual se les presentó un día en que los españoles, por exceso de confianza, dejaron el fuerte casi abandonado. La indiada, en gran número, rodeó la población, en tanto que huían los pocos españoles de la guardia, escondiéndose entre los matorrales. Con ramas de quebracho hicieron los indios una gran hoguera, al pie de la cruz que se levantaba en medio del fuerte. Las llamas lamían la madera sin quemarla, al ver esto, huyeron despavoridos a sus selvas, convencidos de que el mismo cielo protegía a los hombres blancos. Los españoles, que escondidos entre la maleza presenciaban tan asombrosa escena, divulgaron luego este suceso, que no cayó, por cierto en el olvido.

CRUZ DE LOS MILAGROS EN BELLA VISTA

Lleva ese nombre por el gran número de cruces existentes en el lugar, cuyo origen fue la epidemia de fiebre amarilla del año 1871 que originó un improvisado cementerio donde hoy se encuentra el parque. 
Pero su historia va más allá de este dato que pudimos recabar, de antiguos árboles y una vista paradisiaca, el parque CRUZ DE LOS MILAGROS, fue y es testigo de cientos de historias, que tienen que ver con la ciudad, su gente y su cultura. Desde tristes historias de guerra muerte y dolor, hasta la vitalidad de la juventud y los sueños del amor.

Palo Borracho, Lapacho y Chivato; un paseo único que recorre la historia, su producción; un romance jurado por siempre en alguna de sus pérgolas; un banco solitario atesorando besos de antaño; un paisaje de ensueño en cuyo viento aún se escucha alguna canción entonada por amigos en una estudiantina… y entre tanto estímulo a los sentidos, se alza como una imponente atalaya, la inmensa cruz que por momentos hasta le hace sombra al imponente Paraná.

Bella Vista quizás no tenga una comunidad que se llame Cruz de los Milagros, pero tiene su historia, su cultura y su presente ligado por siempre al milagro más reconocido de la provincia.