“Que el Señor cambie el corazón de todos”, imploró el padre Gabriel Romanelli, párroco de la iglesia católica de la Sagrada Familia, ante el desgarrador dolor y la conmoción causados por una nueva masacre provocada por los bombardeos sobre Gaza, que causó al menos 17 muerto, y más de veinte heridos, además de los que constituían el objetivoprincipal de los ataques. La mayoría de las víctimas son mujeres y niños. 

En la madrugada del martes 9 de mayo, decenas de cazas israelíes bombardearon casas y edificios donde residían tres dirigentes de la Yihad Islámica. El martes por la tarde se llevó a cabo otra incursión, que causó más muertes. En esta ocasión, al menos cuatro mujeres y cuatro niños murieron bajo las bombas. 

"En uno de los edificios atacados", manifestó el sacerdote argentino a la agencia Fides, "vivía una niña musulmana que asiste a nuestra escuela cristiana. Ella está bien, pero el ataque ha matado a su padre, que era un buen médico, dentista, y no estaba implicado en la militancia política. También murieron su madre y un hermano, que también era médico".

Ante la sangre derramada en una nueva jornada trágica en Gaza, el padre Gabriel repite que "la oración es algo real, no abstracto, y nos corresponde rezar con más insistencia por la paz. Rezamos a la Sagrada Familia, que pasó por Gaza huyendo a Egipto, para que nos dé una paz estable, fundada en la justicia, porque sin justicia la paz no tiene fundamento".

En Gaza -recuerda el sacerdote, misionero del Instituto del Verbo Encarnado (IVE)- viven dos millones trescientas mil personas, encerradas en 350 kilómetros cuadrados. El pueblo palestino, disperso entre la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, asciende a seis millones de personas.

“Hay que encontrar una solución", repite el padre Gabriel, "para las seis millones de personas que no tienen estatuto. La Santa Sede ha reconocido el Estado de Palestina, pero el mundo entero debe reconocer este Estado y sus derechos. Rezamos por el bien de todos, y para que se abandone esta espantosa cultura de la eliminación de lo diferente, tantas veces deplorada también por el papa Francisco". 

Las noticias que siguen llegando sobre la situación política regional -reconoce el sacerdote- son desalentadoras: "La lógica de la violencia por la violencia parece prevalecer en todas partes. Que el Señor cambie el corazón de todos", rogó.