"Honrémoslos, sin privarnos de su compañía ni privarlos de la nuestra. ¡Que nunca permitamos que los ancianos sean dejados de lado!", es la sentida invitación del Papa Francisco en su Mensaje para la Tercera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, que la Iglesia celebrará el domingo 23 de julio. El texto fue publicado este jueves 15 de junio por el Vaticano.

La Iglesia celebra la Jornada Mundial de los abuelos y mayores el cuarto domingo de julio, cerca de la fiesta de los abuelos de Jesús, los santos Joaquín y Ana. Ese día el Santo Padre a menudo preside una misa en la Basílica de San Pedro e invita a parroquias, diócesis, asociaciones y comunidades eclesiales de todo el mundo a celebrar la Jornada en su propio contexto pastoral.

El Papa Francisco, de 86 años, instituyó esta Jornada en 2021 porque, según él, los abuelos a menudo son olvidados, pero "son el vínculo entre generaciones, transmitiendo la experiencia de vida y fe a los jóvenes".

'Su misericordia se extiende de generación en generación'
El tema de este año, “Su misericordia se extiende de generación en generación”, nos remite -escribe el Papa- al gozoso encuentro entre la joven María y su pariente anciana, Isabel. El Espíritu Santo había descendido sobre Isabel, y antes había descendido sobre María, incitándola a responder con el Magníficat, en el que proclamaba que la misericordia del Señor es de generación en generación. 

Ese mismo Espíritu, observa el Papa en el Mensaje, "bendice y acompaña todo encuentro fecundo entre las diferentes generaciones: entre abuelos y nietos, entre jóvenes y viejos". 

Llevar alegría a los corazones de los ancianos
El Papa expresó el deleite que los jóvenes pueden ofrecer a las generaciones mayores: “Dios quiere que los jóvenes lleven alegría al corazón de los ancianos, como hizo María con Isabel, y adquieran sabiduría a partir de sus experiencias. Pero, sobre todo, el Señor quiere que no abandonemos a los ancianos”. Del mismo modo, el pontífice lamenta en su mensaje “la frecuencia con la que trágicamente son dejados de lado”.

Este año, la Jornada Mundial, recordó el Papa, tiene lugar cerca de la Jornada Mundial de la Juventud, subrayando cómo mantener conexiones de calidad con las generaciones mayores tiene un valor incalculable para los jóvenes.

"El Señor -sugirió el Papa- confía en que los jóvenes, a través de sus relaciones con los ancianos, se den cuenta de que están llamados a cultivar la memoria y reconocer la belleza de ser parte de una historia mucho más grande".

Volverse amigos
La amistad con una persona mayor, dijo, puede ayudar a los jóvenes a "ver la vida no sólo en términos del presente y darse cuenta de que no todo depende de ellos y de sus capacidades". Para los ancianos en cambio, apuntó, la presencia de un joven en su vida "les puede dar la esperanza de que su experiencia no se pierda y de que sus sueños puedan cumplirse".

El plan amoroso de Dios, expresó el Papa, abarca pasado, presente y futuro. "Abarca y conecta a las generaciones", y añadió: "Es más grande que nosotros, pero nos incluye a cada uno de nosotros y nos llama en todo momento a seguir adelante".

Para los jóvenes, escribe el Santo Padre en su Mensaje, “esto significa estar preparados para liberarse del presente fugaz en el que la realidad virtual puede atraparnos, impidiéndonos hacer algo productivo”. Para los ancianos, continuó, “significa no detenerse en la pérdida de fuerza física y pensar con pesar en las oportunidades perdidas”.

"¡Miremos todos hacia adelante!" dijo el Papa, insistiendo en que debemos "dejarnos moldear por la gracia de Dios, que de generación en generación nos libera de la inercia y de detenernos en el pasado".

No los abandones
En el encuentro entre María e Isabel, dijo el Papa, Dios nos señala el futuro que Dios abre ante nosotros. El Santo Padre animó a todos a reflexionar sobre aquel encuentro, “a plasmar, como una instantánea, aquel abrazo entre la joven Madre de Dios y la anciana madre de San Juan Bautista, y a plasmarlo en la mente y en el corazón como un ícono radiante", y reiteró su llamado para que nunca olvidemos ni abandonemos a los ancianos.

“Su presencia en las familias y en las comunidades”, subrayó el Papa, “es preciosa, porque nos recuerda que compartimos el mismo patrimonio y somos parte de un pueblo comprometido con la preservación de sus raíces”. 

La Iglesia y la sociedad necesitan los dones de los ancianos
“De los ancianos recibimos el don de pertenecer al pueblo santo de Dios. La Iglesia, al igual que la sociedad, los necesita, pues confían al presente el pasado que se necesita para construir el futuro. 

La Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, dijo el Santo Padre, pretende "ser un pequeño pero precioso signo de esperanza para ellos y para toda la Iglesia". 

El Santo Padre renovó su invitación a todos, y de manera especial, a las diócesis, parroquias, asociaciones y comunidades, a celebrar esta Jornada y convertirla en "ocasión de un encuentro gozoso y renovado entre jóvenes y mayores". A los jóvenes que se preparan para reunirse en Lisboa o para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud en sus propios países, el Papa pidió que antes de emprender el camino visiten a sus abuelos o a una persona mayor que viva sola. 

El Santo Padre también pidió a los ancianos que acompañaran con sus oraciones a los jóvenes que se acercan a celebrar la Jornada Mundial de la Juventud. “Esos jóvenes son la respuesta de Dios a sus oraciones, el fruto de todo lo que han sembrado, el signo de que Dios no abandona a su pueblo, sino que lo rejuvenece siempre con la creatividad del Espíritu Santo”.

Antes de dar su bendición con "mucho cariño", el Papa concluyó dirigiéndose a los abuelos y ancianos, rezando para que "la bendición del abrazo entre María e Isabel venga sobre ustedes y llene sus corazones de paz".