"Los animo a continuar sus esfuerzos para contribuir a un renacimiento de la fe y el amor por la Sagrada Eucaristía, la "fuente y cumbre de la vida cristiana", con estas palabras, el Papa Francisco expresó su agradecimiento a los miembros del Comité que prepara el próximo Congreso Eucarístico Nacional en los Estados Unidos de América, por sus esfuerzos para promover el amor a la Eucaristía.

“En efecto, la Eucaristía es la respuesta de Dios al hambre más profunda del corazón humano, el hambre de vida auténtica, porque, en la Eucaristía, Cristo mismo está verdaderamente en medio de nosotros, para nutrirnos, consolarnos y sostenernos en nuestro camino”.

"Lamentablemente hoy, hay entre los fieles católicos -expresó el Papa- quienes creen que la Eucaristía es más un símbolo que la realidad de la presencia y el amor del Señor". 

El Papa también denunció que el sentido propio de la adoración eucarística se está perdiendo cada vez más, e instó a los fieles a combatir esta tendencia. Además, instó, es necesario valorar a los ancianos, a menudo descartados, y que, en cambio, a través de su oración y devoción, dan un hermoso y poderoso ejemplo de fe.

El Papa expresó su deseo de recuperar el verdadero significado de la Eucaristía: “Tengo la esperanza de que el Congreso Eucarístico inspire a los católicos de todo el país a descubrir de nuevo el sentido de asombro y asombro ante el gran regalo del Señor de sí mismo.”

También expresó su deseo de que el Congreso inspire a los fieles a "pasar tiempo con Él en la celebración de la Santa Misa y en la oración y adoración personal, ante el Santísimo Sacramento".

“No puedo dejar de mencionar”, dijo el Papa, “la necesidad de fomentar las vocaciones al sacerdocio, porque como dijo San Juan Pablo II, 'No puede haber Eucaristía sin sacerdocio'” y subrayó: “Se necesitan sacerdotes para celebrar la Sagrada Eucaristía”.

El Papa llamó a los fieles a comprometerse, con un celo cada vez mayor, a ser discípulos misioneros del Señor en el mundo y dijo: "En la Eucaristía nos encontramos con Aquel que lo dio todo por nosotros, que se sacrificó para darnos la vida, que nos amó hasta el extremo. Nos convertimos en testigos creíbles de la alegría y de la belleza transformadora de la Evangelio sólo cuando reconocemos que el amor que celebramos en este sacramento no puede quedarse para nosotros, sino que exige ser compartido con todos”.

Asimismo, explicó que el Cuerpo de Cristo nos impulsa a un amor fuerte y comprometido con el prójimo, especialmente con el que sufre, necesita o está cansado.

Dirigiéndose a los miembros del Comité, el Santo Padre reconoció que "el Congreso Eucarístico Nacional marca un momento significativo en la vida de la Iglesia en los Estados Unidos". 

“Que todo lo que están haciendo”, dijo el Papa, “sea ocasión de gracia para cada uno de vosotros, y que dé frutos para guiar a los hombres y mujeres, en toda vuestra nación, al Señor que, con su presencia entre nosotros, reaviva la esperanza y renueva nuestra vida".

Francisco concluyó encomendándolos a la maternal intercesión de María Inmaculada, asegurándoles su oración por ellos, sus familias y las Iglesias locales, e impartiéndoles su bendición.