El Papa Francisco envió un mensaje a los participantes de la 43ª sesión de la Conferencia de la FAO, que fue leído por el arzobispo Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante las Organizaciones y Órganos de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

El pontífice felicitó al director general de la FAO, Qu Dongyu, por haber sido elegido para un segundo mandato y lo alentó “a continuar su labor, en un momento en el que es ineludible una acción decidida y competente para erradicar la plaga del hambre en el mundo, que avanza en lugar de retroceder”.

“Millones de personas siguen padeciendo la miseria y la malnutrición en el mundo debido a conflictos armados, así como al cambio climático y los desastres naturales resultantes. Los desplazamientos en masa, sumados a los otros efectos de las tensiones políticas, económicas y militares a escala planetaria, debilitan los esfuerzos que se realizan para garantizar una mejora de las condiciones de vida de las personas en razón de su dignidad intrínseca. Vale la pena repetirlo una y otra vez: ¡la pobreza, las desigualdades, la falta de acceso a recursos básicos como el alimento, el agua potable, la sanidad, la educación, la vivienda, son una grave afrenta a la dignidad humana!”, escribió el Santo Padre en su discurso.

Francisco advirtió que “la incapacidad para cumplir las responsabilidades comunes no debe llevarnos a convertir las intenciones iniciales en nuevos programas revisados que, en lugar de beneficiar a las personas respondiendo a sus necesidades reales, no las tienen en cuenta”.

Por el contrario, el Papa pide ser “muy cuidadosos y respetuosos con las comunidades locales, con la diversidad cultural y las especificidades tradicionales, que no pueden alterarse ni destruirse en nombre de una idea miope de progreso que, en realidad, corre el riesgo de convertirse en sinónimo de “colonización ideológica”. 

“Por eso, escribió, y no me canso de subrayarlo, las intervenciones y los proyectos deben planificarse y ejecutarse saliendo al encuentro del clamor de las personas y sus comunidades; no pueden ser impuestos desde arriba o desde instancias que solamente buscan su propio interés o lucro”.

“No puede haber lugar para el conflicto o la oposición, cuando los enormes desafíos vigentes requieren un enfoque holístico y multilateral. Por ello, la FAO y las demás organizaciones internacionales únicamente podrán cumplir su mandato y coordinar medidas preventivas e incisivas en beneficio de todos, especialmente de los más pobres, gracias a una sinergia leal y pensada de modo consensuado y con altura de miras por parte de todos los actores interesados”, destacó el Papa.

El obispo de Roma pidió a los gobiernos, las empresas, el mundo académico, las instituciones internacionales, la sociedad civil y a los individuos hacer un “esfuerzo conjunto”: “Hay que dejar a un lado lógicas mezquinas y visiones sesgadas, para que todos salgan beneficiados y nadie quede postergado”.

“La Santa Sede, por su parte, continuará ofreciendo su contribución en favor del bien común, brindando la experiencia y el quehacer de las instituciones vinculadas a la Iglesia Católica, para que en nuestro mundo nadie carezca del pan de cada día y se otorgue a nuestro planeta la protección que requiere, de modo que vuelva a ser el hermoso jardín que salió de las manos del Creador para deleite del ser humano”, terminó el Santo Padre su discurso enviado a la FAO.