Ese niño, Mario Ivaldi, también contaba aquella pequeña historia que fue la semilla del primer Oratorio Festivo de la Obra Don Orione, surgido en Tortona, Italia.
En este aniversario recordamos el rol clave que tuvo nuestra Madre María en el nacimiento y la vida de esta gran familia religiosa y laical. Es a Ella a quién el joven Orione le confió en custodia la llave del primer Oratorio. Fue Ella quién consoló a Luis Orione permitiéndole vivir una experiencia en la que pudo contemplar nuevos horizontes y futuras realizaciones, en lo que conocemos como sueño de la Virgen del manto azul.
Hoy, desde su Casa, damos gracias a nuestra Madre María que tomó bajo su manto celestial no solo al primer Oratorio, sino a la Familia Orionita que el Espíritu Santo fue suscitando a lo largo de los años, en diferentes países y culturas.
Fuente: Prensa Basílica de Itatí.-