En su reflexión para el quinto domingo de Cuaresma, 29 de marzo, monseñor Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, meditó con el Eepisodio evangélico de la resurrección de Lázaro.

“Cuando Lázaro se enfermó le dijeron a Jesús: ‘Señor, el que vos amás está enfermo’”, dijo el prelado al comenzar, recordando la escena. “Cuenta el Evangelio que Jesús contenía el llanto, no era una apariencia, en su corazón estaba el dolor y la angustia por la muerte de Lázaro. Hasta que en un momento no pudo más y se largó a llorar”, relató.

“Esa relación de Jesús con Lázaro es la relación que Jesús tiene con vos. Vos sos el que Jesús ama”, afirmó monseñor Fernández. “Eso es lo que le da fuerza y seguridad a tu vida, aun en medio de situaciones duras como las que estamos viviendo en este momento”, agregó refiriéndose al tiempo presente.

Luego hizo alusión a la frase de Jesús: “Yo soy la vida, el que vive en mí no morirá jamás”, y reflexionó: “Vos te preguntarás: ¿Esto es real? Porque todos nos morimos, vos y yo también”. Pero entonces, aclaró: “Nuestro cuerpo muere, pero lo que Jesús quiere decir es que esa unión con Él, entre Él que te ama y vos, que sos el amado, esa unión no la rompe la muerte”.

“Saber que nuestra vida se termina -expresó el arzobispo platense- nos ayuda a vivir más plenamente, a buscarle a la vida un sentido más profundo. Para los creyentes, Jesús, que nos ama, nos va a venir a buscar y nos va a llevar con Él. Más que en una vida en esta tierra, nosotros creemos en una vida eterna a la que nos vamos a llevar todo lo lindo que hemos vivido aquí”, aseguró.

Por eso, invitó a tener esperanza: “Si te enfermás, no necesariamente es la muerte. Y si el Señor te lleva, mantené firme tu fe. Hay una vida plena, feliz, llena de gozo y hermosura, donde nada de todo lo lindo que hayas vivido en esta vida va a quedar aquí”.

El arzobispo de La Plata animó a contemplar la escena de Jesús amando a Lázaro y dándole la vida: “El coronavirus está, pero vos no te angustiés y que no te quite la alegría de vivir, de ser amado y de estar sostenido por Jesús y saber que tenés una vida sin fin”.

Al finalizar, monseñor Fernández realizó una oración a Dios y otorgó la bendición a la comunidad platense: “Señor, me pongo en tus manos con infinita confianza, no quiero ponerte ninguna condición para confiar. Sé que pase lo que pase va a estar tu amor para darme fuerzas y para sacarme adelante. No quiero arrastrar los pies porque soy amado por vos, no quiero andar con la cabeza gacha porque tu amor me levanta y sostiene. Quedo en tus manos. Gracias por tu infinito amor. Amén”.