«Siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» es el tema de la primera JMJ. En la Plaza de San Pedro, el 23 de marzo de 1986, Domingo de Ramos, Juan Pablo II llevaba en el corazón la mirada de los jóvenes de todo el mundo: "Hoy estáis de nuevo aquí, queridos jóvenes amigos, para comenzar en Roma, en la Plaza de San Pedro, la tradición de la Jornada de la Juventud, a cuya celebración ha sido invitada toda la Iglesia. Os acojo de corazón y saludo a todos los que han venido aquí, no sólo de Roma y de Italia, sino también de más lejos". "La Jornada de la Juventud -explicó- significa precisamente esto: ir al encuentro de Dios, que ha entrado en la historia humana a través del misterio pascual de Jesucristo. Ha entrado en ella de modo irreversible. Y quiere encontraros primero a vosotros, jóvenes, y a cada uno le quiere decir: 'Sígueme, yo soy el Camino, la Verdad y la Vida'.

 
En enero de 1995, el Papa realizó un viaje apostólico a Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Australia y Sri Lanka. La cita de la JMJ era en Manila. Los jóvenes reunidos en oración en el Parque Rizal fueron cinco millones, la Jornada Mundial de la Juventud entra en el Libro Guinness de los Récords. El tema elegido fue: "Como el Padre me ha enviado, yo también os envío". Durante la vigilia, Juan Pablo II reiteró: "¿Qué esperan la Iglesia y el Papa de vosotros, jóvenes, en la X Jornada Mundial de la Juventud? Que profeséis a Jesucristo. Y que aprendáis a proclamar todo lo que contiene el mensaje de Cristo para la auténtica liberación y el verdadero progreso de la humanidad. Esto es lo que Cristo espera de vosotros. Esto es lo que la Iglesia busca en los jóvenes de Filipinas, de Asia, del mundo".
A la JMJ de París de agosto de 1997 asistieron más de un millón de fieles, cifra que multiplicó por cuatro las expectativas. El lema fue: "Rabí, ¿dónde vives? Ven a ver". En el hipódromo de Longchamp, en la misa del 24 de agosto, Juan Pablo II exhortó a la fidelidad bautismal y renovó el mandato a los jóvenes: "Vuestro camino no se detiene aquí. El tiempo no se detiene hoy. ¡Id por los caminos del mundo, por los caminos de la humanidad, permaneciendo unidos en la Iglesia de Cristo! Continuad contemplando la gloria de Dios, el amor de Dios; y seréis iluminados para construir la civilización del amor, para ayudar a la humanidad a ver el mundo transfigurado por la sabiduría y el amor eternos".
El himno Emmanuel fue la banda sonora de la Jornada Mundial de la Juventud de 2000 en Roma, Italia. El tema fue: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". La luz del Gran Jubileo, proclamado con la Bula Tertio Millennio Adveniente, guio las peregrinaciones a Cristo de todo el mundo. En Tor Vergata, el 19 de agosto, había más de dos millones de jóvenes en la vigilia de oración presidida por Juan Pablo II. "Queridos jóvenes del siglo que comienza -dijo el Papa al final de un diálogo muy intenso- diciendo "sí" a Cristo, estáis diciendo "sí" a vuestros ideales más nobles. Rezo para que Él reine en vuestros corazones y en la humanidad del nuevo siglo y milenio. No tengáis miedo de confiaros a Él. Él os guiará, os dará la fuerza para seguirle cada día y en cada situación".
A finales de julio de 2002, Juan Pablo II partió para un viaje apostólico que le llevó a Toronto, Ciudad de Guatemala y Ciudad de México. Unos 800.000 jóvenes le esperaban en Canadá. Fue su última JMJ. El tema elegido para este encuentro internacional fue: "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo". El 28 de julio, en el Downsview Park de Toronto, el Papa, como siempre, abrió su corazón: "Vosotros sois jóvenes y el Papa es viejo, tener 82 u 83 años no es lo mismo que tener 22 o 23". Pero el Papa sigue identificándose con vuestras expectativas y vuestras esperanzas. Aunque he vivido en mucha oscuridad, bajo duros regímenes totalitarios, he visto lo suficiente para estar inquebrantablemente convencido de que ninguna dificultad, ningún miedo es tan grande que pueda sofocar completamente la esperanza que brota eternamente en el corazón de los jóvenes. Vosotros sois nuestra esperanza, los jóvenes son nuestra esperanza. ¡No dejéis morir esa esperanza! ¡Apostad vuestras vidas por ella! No somos la suma de nuestras debilidades y fracasos; al contrario, somos la suma del amor que el Padre nos tiene y de nuestra capacidad real de convertirnos en imagen de su Hijo".
Benedicto XVI peregrinó en su propio país con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud 2005. La ocasión fue el viaje apostólico a Colonia. Alemania le acogió calurosamente: sigue las huellas de Pedro con el bastón de mando que le confió Juan Pablo II. Las estimaciones de participantes se ven superadas una vez más por la realidad: en la ciudad que mira al Rin, más de un millón de jóvenes rezan con el Papa alemán. El lema fue: "Hemos venido a adorarle". En la misa del domingo 21 de agosto en la explanada de Marienfeld, Benedicto XVI señaló la Eucaristía, exhortó al perdón, a la cercanía a los demás, y luego exhortó: "Sé que vosotros, como jóvenes, aspiráis a grandes cosas, que queréis luchar por un mundo mejor. Demostradlo a la gente, demostradlo al mundo, que espera precisamente este testimonio de los discípulos de Jesucristo y que, sobre todo a través de vuestro amor, podrá descubrir la estrella que seguimos".
Australia abre sus puertas a la JMJ en el 2008. Fue el primer encuentro mundial multimedia: las redes sociales estaban en primera línea. El tema fue: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos". El 20 de julio, en la Misa con los jóvenes en el hipódromo de Randwick, en Sídney, Benedicto XVI advirtió contra los males de la sociedad y llamó a los jóvenes profetas de una nueva era: "Queridos jóvenes amigos, el Señor os pide que seáis profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de atraer a los hombres hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad". "La Iglesia también necesita esta renovación. Necesita vuestra fe, vuestro idealismo y vuestra generosidad, para ser siempre joven en el Espíritu".
El tema "Arraigados y cimentados en Cristo, firmes en la fe" encabezó la JMJ de agosto de 2011 en Madrid, España. Alrededor de 2 millones de jóvenes celebraron y rezaron con Benedicto XVI. En la base aérea de Cuatro Vientos, el Papa reiteró: "Queridos amigos, Dios nos ama. Esta es la gran verdad de nuestra vida y da sentido a todo lo demás. No somos fruto del azar o de la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia está el designio de amor de Dios. Permanecer en su amor significa, por tanto, vivir arraigados en la fe, porque la fe no es la simple aceptación de algunas verdades abstractas, sino una relación íntima con Cristo que nos lleva a abrir el corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se reconocen amadas por Dios".
La primera JMJ del Papa Francisco fue en Río de Janeiro (Brasil) en 2013. Alrededor de cuatro millones de jóvenes rezaron con el Papa argentino "venido de las periferias del mundo". El lema del encuentro fue "Id y haced discípulos a todas las naciones". El domingo 28 de julio, durante la misa en el paseo marítimo de Copacabana, el Papa lanzó tres palabras: "Id, sin miedo, a servir". "Siguiendo estas tres palabras experimentaréis que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe recibe más alegría. Queridos jóvenes, al volver a vuestras casas, no tengáis miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio de su Evangelio". "Llevar el Evangelio es llevar el poder de Dios para erradicar y demoler el mal y la violencia; para destruir y derribar las barreras del egoísmo, de la intolerancia y del odio; para construir un mundo nuevo".
En 2016, Polonia vuelve a ser el país anfitrión de la JMJ. El lema es "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos encontrarán misericordia". En la tierra de San Juan Pablo II y Santa Faustina Kowalska, el Papa Francisco rezó junto a más de un millón y medio de jóvenes. En la vigilia del 30 de julio en el Campus Misericordiae de Cracovia, Francisco dialogó con los jóvenes, a los que llamó "una oportunidad para el futuro", y les instó a tener el "coraje" de enseñar a los adultos "¡que es más fácil construir puentes que levantar muros!" El Papa lanzó este desafío: "Hoy Jesús, que es el camino, os llama, a vosotros a dejar vuestra huella en la historia. Él, que es la vida, te invita a dejar una huella que llene de vida tu historia y la de tantos otros. Él, que es la verdad, te invita a dejar los caminos de la separación, de la división, del sinsentido. ¿Estás dentro? ¿Estás dentro?"
Enero de 2019 vio a más de 700.000 jóvenes reunirse en Panamá con motivo de la JMJ con el Papa Francisco y el primer encuentro tras el Sínodo de los Jóvenes de octubre. El tema elegido fue 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra'. Geográficamente, el encuentro se situó en un lugar donde existen graves problemas sociales, económicos, políticos, migraciones forzadas, violencia, narcotráfico. También hubo un millar de jóvenes indígenas que participaron en el primer Encuentro Mundial de Jóvenes. El Papa recordó el "sí" de María y exhortó a los jóvenes a tomar conciencia de su fuerza que puede cambiar el mundo. En el Campo San Juan Pablo II - Metro Park tras la Santa Misa con los jóvenes, el Papa reiteró: "Estamos en camino: seguid caminando, seguid viviendo la fe y compartiéndola. No olviden que ustedes no son el mañana, no son el 'ahora', sino el ahora de Dios".