La comunidad mendocina celebró este 25 de julio a Santiago Apóstol, patrono y protector de la provincia, con una misa por el arzobispo, monseñor Marcelo Colombo, y concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Marcelo Mazzitelli, y por el presbítero Marcelo De Benedectis, párroco de Santiago Apóstol y San Nicolás de Tolentino.

Antes de la celebración eucarística, la imagen de Santiago Apóstol salió del templo, ubicado en la Peatonal Sarmiento, y fue llevada en procesión por las calles de la capital provincial.

En la homilía, monseñor Colombo destacó que “la fiesta del patrón Santiago nos reúne cada año para celebrar la obra de Dios a través del testimonio apostólico de nuestro santo”.

“Aquí estamos, luego de caminar junto al Apóstol por las calles de nuestra ciudad, unidos a muchas otras comunidades, que lo celebran en tantos barrios y ciudades de nuestra provincia”, agregó.

El arzobispo mendocino aseguró que, “en tiempos de Sínodo -que justamente quiere decir 'caminar con'-, nuestro santo patrono nos invita a ser caminantes de nuestra fe, testigos y peregrinos de una verdad que nos ha enamorado el corazón: Cristo es nuestro hermano y salvador, muriendo destruyó nuestra muerte y nos regaló vida para siempre”.

“De esta manera, rezando y expresando públicamente nuestro seguimiento del Señor, queremos darle gracias por tantos dones recibidos y hacer presente nuestro compromiso como Iglesia mendocina, invitada a dar razón de su esperanza en la inminencia de sus noventa años de existencia; Iglesia que quiere ser alegría para su pueblo, en medio de tantos dolores y sufrimientos, perplejidades y búsquedas”, profundizó.

Monseñor Colombo consideró que esta celebración es el ámbito para anunciar la convocatoria a vivir un Año Jubilar, en clave vocacional y misionera, y en el marco de los 90 años de la arquidiócesis de Mendoza.

Tras puntualizar que será un año jubilar para “profundizar” el servicio evangelizador, propuso a la comunidad vivir ese acontecimiento “volviendo la mirada a Jesús, camino, verdad y vida”.

“Sólo en el encuentro con el Señor recibimos la fuerza para transformarlo todo según su voluntad. Nos llama por nuestro nombre, nos manifiesta su amor único por cada uno, y nos envía con una misión a nuestros hermanos. Así comenzamos verdaderamente el camino del discípulo-misionero”, sostuvo. 

Monseñor Colombo insistió en proponer este año jubilar como “un tiempo de gracia, en el cual el Espíritu Santo nos ayude como Iglesia a renovar el encuentro personal con Jesucristo, escuchando su Palabra, reavivando el fuego de nuestra vida de oración, destinando un tiempo significativo a la escucha de su Palabra, descubriéndolo vivo y presente en la vida sacramental y en la experiencia de su presencia resucitada, en medio de la comunidad y en el rostro de nuestros hermanos, especialmente de los más pobres”.

Asimismo, animó a que sea “un año jubilar de más comunión, más misión y más participación”, y detalló que comenzará el 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, y se extenderá hasta la misma celebración de 2024.

“De esa forma, pondremos en manos de la Virgen la fecundidad de nuestro tiempo de oración, reflexión y anuncio del Señor”, indicó.

“Que el Señor nos ayude a estar disponibles para compartir este tiempo que hoy comienza, en el que queremos vivir la comunión eclesial, nuestra misión y participación según su voluntad”, concluyó.