El sacerdote argentino Gabriel Romanelli, perteneciente al Instituto del Verbo Encarnado (IVE), que se desempeña como párroco de la Sagrada Familia, en Gaza, se refirió a la situación que se vive en el lugar a partir del ataque de Hamás a Israel.

El ataque sorpresivo del grupo islamista que controla la Franja de Gaza comenzó en la madrugada del 7 de octubre por tierra, mar y aire. Incontables misiles impactaron contra las ciudades israelíes, donde también se produjeron secuestros a civiles.

La primera ofensiva dejó un saldo de al menos 40 muertos y 700 heridos, según los primeros reportes oficiales.

Israel está “en guerra”, afirmó su primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el país respondió con ataques aéreos hacia la Franja.

A dos días de iniciado el conflicto, el P. Romanelli compartió con ACI Prensa un comunicado sobre la situación, que “sigue muy mal”, afirma.

“Nunca hemos visto cosas como las de esta vez”, cuenta desde la ciudad de Belén, a la espera de poder regresar a la parroquia. 

“Todos nuestros religiosos y religiosas en esta parte de la Tierra Santa de Palestina e Israel estamos bien”, aclaró en el comunicado, aunque reconoció que la misión en Gaza “es la que está pasando momentos muy pesados”.

“En la parroquia hemos recibido más de 80 cristianos y otros vecinos musulmanes de nuestra escuela han pedido alojamiento en ella”, informó el sacerdote. “Hay cientos de muertos y miles de heridos entre la población”, añadió.

Recordando una frase de Pio XII, que también fue pronunciada por San Juan Pablo II, el sacerdote llamó a rezar por la paz, porque “nada se pierde con la paz, todo puede perderse con la guerra”.

Finalmente, agradeció la cercanía, preocupación y oraciones, junto con los “cientos de mensajes” que recibe cada día. “Desde aquí sigo rezando y trabajando mucho por nuestra misión católica en Gaza, por el bien de todos”, concluyó.

En declaraciones a La Nación, el sacerdote, que vive en Medio Oriente desde hace 28 años, relató que encontraba de paso en Belén, luego de participar en Roma del consistorio en el que el Papa Francisco creó cardenal al Patriarca de Jerusalén, y quedó impedido —por el momento — de volver a su parroquia.

En diálogo con ese medio, reconoció: “Nosotros preveíamos que podía pasar algo, ya que en mayo tuvimos una guerra de cinco días. Ya estaba en el ambiente, ciertamente fue un año muy violento y por más que habían cesado las ofensivas de mayo, no quedó bien toda la zona”.