Con motivo de las próximas elecciones nacionales, la Comisión de Desarrollo Humano Integral de la diócesis de Rafaela recuerda que “cada generación está llamada a asumir con responsabilidad el tiempo que le toca vivir”.

En este contexto de crisis e incertidumbre, “corremos el riesgo de perder la mirada de conjunto y el sentido de pertenencia comunitaria; de replegarnos como refugio en nuestros intereses particulares, tratando de salvar la propia quinta”, advierte.

“Es un escape falso, porque nadie se salva solo y porque corremos el peligro de hundirnos juntos”, sostiene la comisión en el comunicado, exponiendo algunos principios para orientar el discernimiento en este próximo acto eleccionario.

En primer lugar, la dignidad inalienable de toda y cada persona: “Toda política debe ser valorada o rechazada, en la medida en la que promueva o no al ser humano en la integridad de su condición y sin excluir a nadie”.

En ese sentido, se señala que el bien común implica, por un lado, garantizar las condiciones de ejercicio de libertades indispensables para la realización de la vocación humana y, por otro lado, el bienestar y el desarrollo social: “Lejos de fomentar el pobrismo, la Iglesia alienta el desarrollo y la promoción de recursos y capacidades, para pasar de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas”.

Otro punto que subraya el documento es la solidaridad, entendida como “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, reconociendo que todos somos verdaderamente responsables de todos”.

También, el principio de destino universal de los bienes, que no debe malinterpretarse como una visión comunista de la economía, ya que siempre la Iglesia reconoció el derecho a la propiedad privada. “Significa establecer un límite a este derecho, recordando que siempre está en relación con la dignidad de la persona”.

Por otro lado, el proceso de crecimiento y el desarrollo también deben garantizar las condiciones suficientes para llevar adelante iniciativas y emprendimientos particulares en el campo social, político y económico, guiados por otro principio: el de subsidiariedad.

“Cada generación asume una opción para su tiempo. Esta puede ser nuestra oportunidad”, concluye el mensaje.