"Que nadie renuncie a la posibilidad de parar las armas, de cesar el fuego. Dereneos, la guerra es siempre una derrota, siempre, siempre".

Es un sentido llamamiento, el enésimo lanzado desde el estallido del conflicto en Ucrania y ahora con el drama que se desarrolla en Tierra Santa, que el Papa pronuncia desde la ventana del Palacio Apostólico. Tras la catequesis y el rezo del Ángelus, Francisco se dirigió a los 20.000 peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro y a todos los conectados en el mundo para agradecer a quienes "en tantos lugares y de diferentes maneras" se han unido a la Jornada de Oración, Ayuno y Penitencia que él mismo ha convocado para el viernes 27 de octubre "implorando la paz en el mundo".
“No nos rindamos. Sigamos rezando por Ucrania, también por la grave situación en Palestina e Israel y las demás regiones en guerra.”

Ayuda humanitaria a Gaza y liberación de rehenes

El Papa dirigió su mirada a la Franja de Gaza, donde la situación es cada vez más desesperada y donde han muerto unas 8.000 personas desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre. Francisco renueva la petición ya expresada en los últimos días durante el Ángelus y la audiencia general: “Que se deje espacio para garantizar la ayuda humanitaria y que los rehenes sean liberados inmediatamente.”

El llamamiento del padre Ibrahim Faltas

"Que nadie renuncie a la posibilidad de detener las armas", exhorta el Papa, como para reavivar la esperanza de que es posible una solución diferente al conflicto. A continuación cita al padre Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa en Jerusalén, que habló recientemente en el programa de televisión Sua Immagine. Le escuché y dijo "alto el fuego, alto el fuego", explica el Pontífice.

“También nosotros, como el padre Ibrahim, decimos alto el fuego. Deteneos, la guerra es siempre una derrota, siempre”