El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Sixto Rossi SJ, tomó posesión simbólica -durante una misa celebrada allí- de la comunidad parroquial de Santa Bernardita Soubirous, en Roma, a la que definió como una “parroquia samaritana”.

En la homilía, el purpurado argentino agradeció a Dios y al Papa Francisco por “este regalo, esta gracia de asignarme esta parroquia de Santa Bernardita Soubirous; una parroquia que ya de entrada uno la advierte llena de vida, poblada de rostros de gente mayor, de jóvenes, de niños”.  

“No tengan miedo: ‘asignada’ no significa que vengo a reemplazar al padre Giulio. Para tranquilidad de ustedes, me separan de Roma 11.000 kilómetros desde mi arquidiócesis de Córdoba (Argentina) y 13 horas de avión”, aclaró.

“El hecho es que al crearme el Santo Padre cardenal, me encomienda una iglesia romana, una comunidad que me vincule, como pastor, a una porción del pueblo de Dios, lo cual es muy sabio de parte de la Iglesia, porque nuestros títulos y cargos no tendrían sentido sin cercanía al rebaño”, les explicó a los fieles presentes, y les pidió: “A través de mi pobre presencia, sientan el cariño y cercanía del Papa hacia ustedes”.

El cardenal Rossi agradeció a monseñor Giulio, quien –contó- le ha “abierto los brazos y las puertas de esta parroquia con gran delicadeza y calidez humana; y a esta comunidad y a cada uno de ustedes, que me acogen con cariño fraternal, que me hacen sentir ‘en casa’. Yo le pido al Señor no defraudarlos”.

“La parroquia es lugar de pertenencia, es un segundo hogar: donde hemos nacido a la fe por medio del bautismo, donde tenemos la gracia de recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo, donde experimentamos la infinita misericordia de Dios en el sacramento de la Penitencia, donde el Señor ha bendecido el amor de las parejas a través del Matrimonio”, describió.

“Es el lugar donde venimos a dar gracias, donde traemos a nuestros enfermos y ancianos para ser ungidos, donde podemos hablar con el Señor como un amigo habla con otro amigo, en la adoración del Santísimo, ante el sagrario. Aquí depositamos nuestras risas y nuestras lágrimas, aquí somos curados de nuestras heridas”, añadió. 

El purpurado cordobés aseguró que, “en un mundo herido por la orfandad, la parroquia nos adopta, nos cobija, nos hace familia” y, destacando la figura de santa Bernardita, consideró que esta es una “parroquia samaritana”.

“Salgo mañana a mi tierra, pero los llevo en mi corazón y les prometo tenerlos muy presentes en mi oración; y, por supuesto, nos mantendremos comunicados, y cuando tenga que andar por esta ciudad de Roma, vendré a encontrarme con ustedes”, prometió.

“Renovando mi sincero agradecimiento, los encomiendo a Nuestra Señora de Lourdes y a Santa Bernardita, y les pido que ustedes lo hagan también por mí”, concluyó.