El personal de enfermería del hospital San Juan Bautista celebró a su patrono, san Artémides Zatti, durante una misa celebrada el 13 de noviembre en la capilla del principal centro sanitario de Catamarca. 

La celebración eucarística fue presidida por el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, quien es presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud y concelebrada por el presbítero Daniel Pavón, responsable diocesano de la Pastoral de la Salud.

Participaron de la Eucaristía personas enfermas, enfermeras, la doctora Yanina Vázquez, directora asistencial; y personal de otras áreas del hospital, agentes de la Pastoral de la Salud, familiares de enfermos y fieles.

En su homilía, monseñor Urbanc agradeció a Dios “el regalo que hizo en la Argentina con la figura de San Artémides Zatti, un hombre que nació en Italia pero que toda su familia emigró a la Argentina en busca de nuevos horizontes”.

Al referirse a la vida del santo, recordó que “estando en la Argentina se vinculó con los salesianos, incluso tenía la intención de ser sacerdote salesiano, y ahí le dieron como tarea cuidar a un sacerdote que estaba enfermo de tuberculosis. Se contagió, estuvo muy mal y lo apartaron de la formación sacerdotal; lo mandaron al sur del país, a Viedma, con otro sacerdote para ver si se curaba”. 

“Este sacerdote le dijo que le pidiera a la Virgen la gracia de su salud. Ahí acuñó una frase que después la repitió muchas veces en su vida: ‘Creí, prometí, sané’, tres verbos hilados. El creyó a Jesús y creyó en Jesús, se confió a María Auxiliadora y rápidamente sanó. Una vez que cree promete, ahí está el corazón de la vida de san Artémides, él prometió servir a los pobres y a los enfermos, esa fue su promesa”, destacó.

El obispo catamarqueño comentó que a Zatti “se lo conoce como el enfermero de la bicicleta, porque iba a visitar a los enfermos en sus casas en bicicleta”, destacando que “tenía una buena formación, no se conformó con cuidar sino que se capacitó, fue boticario, farmacéutico, enfermero”. 

“Todo eso lo hizo con cursos, quiso estar formado y así atender mejor a los enfermos. Preparaba remedios para los pobres, No fue una persona conformista”, agregó.

“Supo ver en cada enfermo a Jesús, siempre atento, éste es el santo que hoy recordamos”, resaltó el obispo, a la vez que invitó a todos a leer su historia que “es realmente apasionante”.

Tras afirmar que la fuerza de Zatti estaba en la oración, monseñor Urbanc expresó: “He querido celebrar esta misa acá, en el hospital, para que la figura de san Artémides Zatti motive a enfermeros, enfermeras, médicos, paramédicos, voluntarios que prestan un servicio a los enfermos, para poner cada día lo mejor de sí mismos al servicio de los hermanos que sufren, de los enfermos”.

“Era un hombre lleno de Dios, con una mirada de fe, y eso tenemos que transmitir”

Finalmente, monseñor Urbanc pidió “por intercesión de san Artémides Zatti, que tengamos una fe capaz de mover las montañas que tenemos en el corazón, montañas de odio, de sed de venganza, de egoísmo, que se las mueve con fe y mucho amor al prójimo”.

Hacia el final de la celebración eucarística, los presentes rezaron juntos la oración al santo patrono.

Homenaje del Episcopado
La Conferencia Episcopal Argentina difundió un videomensaje con testimonios de los obispos sobre la figura del “santo de la bicicleta”, como se lo conocía por recorrer los centros asistenciales patagónicos mediante ese medio de transporte.

La publicación audiovisual hace hincapié en una frase de Zatti: “Creí, prometí y sané” y alentando tanto a la sanación corporal como espiritual.