Cuando sonaban los himnos, hubo serios incidentes en la tribuna y una brutal represión policial hacia los hinchas argentinos, que compartían espacio con los brasileños. En este contexto, los jugadores de la Albiceleste primero se acercaron para intentar calmar las aguas y, viendo que no había garantías de la seguridad para los fanáticos, decidieron retirarse del campo de juego. Luego de media hora de demora, finalmente comenzó a jugarse el partido.