El Papa Francisco enfatizó la importancia de la vigilancia en su Ángelus dominical que rezó desde su residencia Santa Marta y, al igual que el domingo pasado, mientras se recupera de una inflamación de los pulmones, la reflexión sobre este primer domingo de Adviento fue leída por monseñor Paolo Luca Braida, de la Secretaría de Estado del Vaticano.

El pontífice centró sus palabras previas al rezo de la oración mariana reflexionando sobre el Evangelio que propone la liturgia para hoy en el que Jesús dirige tres veces una exhortación “sencilla y directa”: “Estén vigilantes”. 

El Santo Padre señaló que a veces pensamos en esta virtud, la vigilancia, como una actitud motivada por el miedo a un castigo inminente, pero rápidamente aseguró a los fieles que “ciertamente este no es el sentido de una vigilancia cristiana”.

Vigilancia significa mantener el corazón preparado
Jesús ilustra esto con una parábola en la que los sirvientes esperan ansiosamente el regreso de su amo. Estos sirvientes tienen una relación estrecha y afectuosa con el amo y no tienen miedo, sino que esperan ansiosamente su regreso por amor. Se preparan diligentemente, queriendo darle una cálida y alegre bienvenida a su regreso, como en una familia feliz que espera un reencuentro especial.

Reflexionando sobre esta parábola, el Papa Francisco señaló que “con esta espera llena de afecto queremos prepararnos también nosotros para acoger a Jesús en Navidad”.

Por eso, continuó el Papa Francisco, en las semanas previas a la jornada especial, “preparemos cuidadosamente la casa del corazón, para que sea ordenada y hospitalaria”. Vigilancia, explicó, significa mantener el corazón preparado.

“Vigilar, de hecho, significa estar con el corazón preparado”. “El Señor es nuestra luz y es bueno preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad, los dos preparativos que, por así decirlo, lo hacen sentirse cómodo”, subrayó en su locución.

Comparte lo que puedas
Por esta razón, Francisco pidió que durante estas semanas “preparemos con esmero la casa del corazón, para que esté ordenada y sea acogedora”.

El Santo Padre compartió un programa para el Adviento que empieza este domingo: “Encontrar a Jesús en cada hermano y hermana que nos necesita, y compartir con ellos lo que podamos: escucha, tiempo, ayuda concreta”.

¿Cómo podemos preparar un corazón acogedor para el Señor? Francisco invitó a hacerlo “acercándonos a su Perdón, a su Palabra, a su Mesa, encontrando espacio para la oración, acogiéndolo en los necesitados. 

“Cultivemos su espera sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo”.