El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, consideró que, en la lectura del profeta Isaías que se lee el primer domingo de Adviento, hay una certeza: “Señor, Tú eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla. Tú eres nuestro alfarero: ¡todos somos obras de tus manos!”.

“Esa certeza también la tenemos nosotros. Más allá de haber tenido tiempos difíciles, más allá de estar terminando un año muy complicado, más allá de que quizá nuestro estado anímico esté marchito como el follaje, como nos dice Isaías, de lo que no podemos dudar es de que Dios está con nosotros, y que es nuestro alfarero, y que nosotros somos arcilla en sus manos”, sostuvo en su homilía dominical.

“En tiempos de tormenta, es bueno tener anclas que nos sostengan. Es bueno tener puntos en los que nos podamos apoyar. Por eso, en los primitivos tiempos de la Iglesia, la esperanza era simbolizada con un ancla. Esta idea de tirar hacia adelante y de clavarnos en el fondo para sostenernos”, graficó, y completó: “Que nuestra ancla, en tiempos difíciles, nuestra esperanza sea: 'Tú eres Señor nuestro Padre, tú eres nuestro alfarero y nosotros somos arcilla en tus manos'”.

El arzobispo porteño animó a la comunidad a “hacer memoria agradecida en nuestra vida, a pensar en nuestra vida cuando Dios estuvo cerca, cuando experimenté la presencia de Dios en mi vida, cuando sentí que Dios me acompañaba; porque, como nos dice también la segunda lectura, Dios es fiel, Dios no cambia”. 

“Si alguna vez lo sentí cerca, quiere decir que Él está, que Él no me abandona. Que puede ser como aquellos días nublados, que el sol esté medio escondido, pero Dios no nos abandona”, subrayó, y profundizó: “Creo que, entonces, vale la pena hoy hacer esa memoria agradecida que nos propone Isaías”.

“Por un lado, la certeza de que Dios es nuestro padre y nuestro alfarero; y, por otro lado, como nos invita el profeta, la memoria agradecida. Saber que Dios estuvo en nuestra vida y que, si hoy son tiempos difíciles, podamos recordar que sentimos a Dios muy cerca en algún momento, y eso también tiene que ser un motivo de alegría”, detalló.

El primado argentino citó al teólogo luterano-alemán Helmut Gollwitzer, quien en un libro sobre la Navidad invita a aprender a esperar como lo hacen los niños; y describió: “Los niños esperan con una esperanza inquieta, esperan con una esperanza alegre, porque saben y tienen la certeza de que algo bueno va a pasar”.

“Acordémonos cuando llegaba el Día del Niño o la Navidad o el cumpleaños, y uno iba a recibir un regalo”, propuso, y planteó: “Cuando éramos chiquitos, la esperanza era inquieta, era una esperanza alegre. Sabíamos que algo bueno iba a pasar, porque ya recordábamos que el año anterior también había pasado algo lindo”.

“Creo que tenemos que volver a ser como niños en este tiempo de Adviento, y tener la esperanza que tienen los niños”, sugirió, y reiteró la invitación a esperar con alegría, porque “Jesús está viniendo”.

“Seamos profetas de la esperanza y la alegría en nuestro país. Seamos capaces de confiar en el futuro. Seamos capaces, más allá de nuestro estado anímico, como nos describía Isaías, de saber que Dios no nos abandona, porque si hacemos memoria agradecida sabemos que estuvo en el pasado, que está en el presente. Y, como los niños, tenemos la certeza de que algo bueno en nuestra vida va a pasar, porque en Navidad nace Jesús y, con su nacimiento, renace la alegría y renace la esperanza”.