La paz es la urgencia que el Papa Francisco siente con más fuerza que nunca. Incluso en el Ángelus de este domingo de febrero, su llamamiento a cooperar y poner fin a la violencia es una llamada decisiva a la responsabilidad compartida, porque la paz es de todos.

Invito a rezar por la paz que tanto anhela el mundo y que hoy más que nunca está en peligro en muchos lugares. No es responsabilidad de unos pocos, sino de toda la familia humana. Cooperemos todos a construirla con gestos de compasión y valentía.

No faltan en las palabras del Papa referencias a los escenarios más difíciles como Ucrania, Palestina e Israel, la suya es una invitación a rezar por las poblaciones que sufren.

Reconocer la dignidad de cada persona

Francisco se detiene a continuación en la necesidad de construir "una sociedad solidaria y fraterna en la que cada persona sea reconocida y acogida en su dignidad inalienable". Lo hace recordando que el próximo 10 de febrero en Asia Oriental, pero también en otras partes del mundo, millones de personas celebrarán el Año Nuevo Lunar, "ocasión para vivir relaciones de afecto y gestos de cuidado".

Hay que luchar contra la trata

La dignidad es lo que hay que reconocer a las víctimas de la trata. A ellas va el pensamiento del Papa en vista de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata, que se celebrará el 8 de febrero, "en memoria de santa Josefina Bakhita, la monja sudanesa -dice Francisco- que de niña había sido esclava".

Todavía hoy, muchos hermanos y hermanas son engañados con falsas promesas y luego sometidos a explotación y abusos. Unámonos todos para luchar contra el dramático fenómeno mundial de la trata de seres humanos.