Es una palabra repetida varias veces - "gracias" - que marca el inicio del discurso dirigido por el Papa Francisco a los dirigentes y al personal de la Inspección de Seguridad Pública de la Policía del Estado Italiano en el Vaticano. “En primer lugar, gracias por su fiel y paciente trabajo" que garantizan "a todos los que vienen al Vaticano". El Pontífice también agradece "un compromiso delicado, que merece tanto más reconocimiento cuanto que se realiza cada día, cada día - ¡y cada noche! - del año". Un trabajo, añade el Papa, "con muchas implicaciones, compuesto de prevención paciente, vigilancia sobre el terreno, gestión de situaciones inesperadas, a veces peligrosas, afrontadas en la mayoría de los casos con discreción y sin llamar la atención". Un trabajo que también requiere "coraje, tacto, nervios fuertes, atención y comprensión de las necesidades y cuestiones críticas de quienes piden su ayuda y también de quienes hacen necesaria su intervención con conductas problemáticas de diversa índole".

Una alta tarea para los buenos servidores de la comunidad humana

El Papa Francisco recuerda luego que San Juan XXIII definió a la policía como "una tarea pesada, que requiere grandes cualidades morales y, sobre todo, dedicación y abnegación para la realización del bien común". Una tarea, explicó el Papa Roncalli, confiada a "buenos servidores de la comunidad humana y creadores de paz en la sociedad".

“Son palabras llenas de significado que expresan bien tanto las expectativas -a veces muy exigentes- a las que estás sujeto como los ideales que te inspiran. Sin embargo, es así. El bien común y la paz en la sociedad no se pueden improvisar y no siempre florecen de forma espontánea. Las luces y sombras de nuestra naturaleza humana, limitada y herida por el pecado, implican la necesidad de que haya quienes, frente al mal, no se queden quietos y vigilen, sino que asuman la responsabilidad de intervenir para proteger a las víctimas y hacer volver al orden a los transgresores, teniendo siempre en el corazón el bien de todos”.

Las “patrullas azules” suelen ser un punto de referencia

El Papa Francisco, refiriéndose a este delicado compromiso que se realiza diariamente, subraya finalmente que las fuerzas policiales son también una referencia, un interlocutor en el que se puede confiar.

“Y quizás sea precisamente gracias a este compromiso personal suyo que los ‘coches azules’ se convierten a menudo en un punto de referencia para muchas otras necesidades menos institucionales, pero no menos importantes a nivel humano, de las que ustedes también se ocupan: desde la petición para informarte, ante pequeños imprevistos, o ante quienes recurren a ustedes para expresarte su malestar, o porque, al sentirse marginados, buscan un poco de comprensión y empatía. Sí, porque la gente sabe que ‘donde hay uniforme, se puede confiar’. Y esto es muy importante”.

La Inspección de Seguridad Pública del “Vaticano”

La Inspección de Seguridad Pública “Vaticana” es única a nivel mundial: es una Oficina de Policía del Estado italiano y ejerce sus funciones en otro territorio, el del Vaticano. Con los Pactos de Letrán, estipulados en 1929 entre la Santa Sede e Italia, se previó que la "Plaza de San Pedro", aunque forma parte de la Ciudad del Vaticano, esté normalmente abierta al público y sujeta a los poderes policiales de las autoridades italianas. Para implementar el acuerdo, mediante Decreto de marzo de 1945, el entonces Ministro del Interior creó la Oficina Especial de la Policía de Estado "San Pedro" con la tarea específica de garantizar la seguridad de la Plaza de San Pedro y la de los Sumos Pontífices en todos sus movimientos en territorio italiano. Posteriormente, en junio de 1954, la Oficina tomó el nombre de Inspección General de la Policía de Estado en el Vaticano, hasta marzo de 2001. Desde entonces el nuevo y actual nombre es el de Inspección de Seguridad Pública “Vaticano”.