Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, destacó que hay personas que hacen historia y lo hizo señalando el dicho popular "genio y figura hasta la sepultura" que se utiliza para evidenciar características peculiares de quienes "no cambian con el paso del tiempo, ni se ven mermadas por las circunstancias".

"Ni siquiera por encontrarse delante de amenazas o personas poderosas. No arrugan. El genio suele estar asociado al carácter y la figura a la apariencia o modo de vestir", puntualizó en su reflexión semanal.

El arzobispo sanjuanino recordó que este lunes 24 de junio se celebra el nacimiento de san Juan Bautista, nuestro santo patrono, de quien Jesús habla maravillas. 

"¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquel de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista", citó el pasaje evangélico de san Mateo.

"Juan se presenta como un provocador. No viste, ni come, ni vive como el resto de las personas; pero multitudes acuden al encuentro con él para recibir un bautismo de penitencia y disponer el corazón", describió.

Monseñor Lozano describió al santo como "un hombre de una sola pieza" y destacó: "Por eso su nacimiento estuvo rodeado de anuncios maravillosos y de gran alegría". 

"El Evangelio de san Lucas nos narra lo acontecido en el momento de elegir su nombre. Varios querían llamarlo Zacarías, como su papá, pero el ángel Gabriel había indicado que debía llamarse Juan, que significa 'Dios usa la misericordia'. Mientras unos miraban al pasado, el ángel mostraba su vocación en tiempo presente, en lo que Dios empieza a hacer hoy", fundamentó.

"Tenemos mucho que aprender de él, de su misión y de la nuestra. Él sabe reorientar los corazones y canalizar las búsquedas más importantes de los anhelos profundos. Es él quien crea las condiciones para que se produzca el encuentro con Cristo. Es decir, el estar delante de quien es El sentido de tu existencia", explicó y completó: "Tal vez, nosotros podemos correr el riesgo de desperdiciar ese encuentro. Juan Bautista juega este papel fundamental; no es el Mesías, pero lo señala, lo muestra con claridad".

El arzobispo consideró que "tal vez por eso el Evangelio de Lucas nos habla de la delicadeza de una pareja: de Isabel y Zacarías que, en su vejez, en su esterilidad, acogen un proyecto de Dios, en su vida dan a luz a ese niño e inmediatamente se dan cuenta de que él supera todas sus expectativas, él es mucho más que sus deseos, es un don, es un don misterioso, un don ante el que hay que aprender la obediencia, aprender el silencio, aprender a acoger".

"Nuestro santo patrono nos llama una vez más a la conversión: 'preparen el camino del Señor, allanen sus senderos'", concluyó.