Con la iniciativa de asociaciones vinculadas a la justicia, este sábado 24 de agosto se realizó el encuentro "Indefensión de la Comunidad ante el Narcotráfico, diálogo entre la Justicia y las Periferias", que se desarrolló en la parroquia San José de la diócesis de San Justo y tuvo como objetivo buscar un acercamiento a las periferias con el propósito de tomar contacto con la realidad de los jóvenes en situación de vulnerabilidad.
Participó del encuentro el obispo de San Justo, monseñor Eduardo García; el presidente del Episcopado argentino y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, junto con jueces, miembros de distintas asociaciones, comunidades parroquiales, miembros de la Familia Hogar de Cristo, representantes del ámbito educativo, universidades e integrantes de Cáritas Nacional, entre otras instituciones.
El diocesano agradeció "esta visita a este lugar donde se muestran tantas situaciones de vulnerabilidad", y destacó especialmente, la posibilidad de "tomar contacto, lo que significa la acción para que se concrete en un compromiso en el poder acompañar desde la justicia a tantas personas que necesitan de ella", aseguró.
"Nosotros ponemos lo nuestro para acompañar la vida en el orden afectivo, emocional y laboral de la recuperación, pero también necesitamos que ustedes pongan lo que está en sus manos y en sus posibilidades", señaló el prelado, quien destacó que "es para que esta recuperación se sienta que no se está haciendo al margen de la sociedad, al margen de la ley, sino que se hace con la ley y que la ley sostiene este proceso de reinserción de acompañamiento y de vida nueva para la gente".
"De este modo al Estado y la Justicia -dijo- le pedimos que nos ayuden a acompañar a los rotos, especialmente la aceleración de procesos". Monseñor García indicó también que el año pasado, de 40.000 causas que ingresaron por narcotráfico, solamente 2.000 tuvieron algún tipo resolución; "muchas veces las personas que han sido detenidas por este delito vuelven a los barrios como si nada hubiese ocurrido", enfatizó.
El encuentro continuó con el testimonio de hombres y mujeres que trabajan en las obras de la parroquia San José y, particularmente en los Hogares de Cristo, acompañando la recuperación de aquellos que se acercan ante problemáticas de consumo. Luego se produjo un diálogo entre los presentes y estas personas.
Pasado, presente y futuro de esa comunidad parroquial
En otra parte de la jornada, la comunidad de San José mostró su pasado, su presente y el horizonte al cual aspira. Entre los testimonios, tomaron la palabra personas que atravesaron un proceso de recuperación y en la actualidad trabajan y sirven a personas que se aproximan a buscar ayuda.
Todos ellas coincidieron en la necesidad de una mayor asistencia por parte de la Justicia y del Estado para continuar logrando verdaderamente una realidad que grita ´Basta de Droga´: "Nosotros ponemos el cuerpo y ustedes desde el lugar que les toca, ayúdennos a decir que toda vida vale y es importante", subrayó.
En tanto, el Procurador General de la Provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, manifestó: "Es imprescindible destacar la necesidad de proteger a los más chicos, a los más vulnerables porque son los que más nos necesitan y este ministerio público tiene ese mandato desde que yo presté juramento en el año 2016".
A su término, Marisa Graham, Defensora de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación comentó: "Esta semana tuve que llegar hasta la Corte Suprema de Justicia para que después de siete meses el Estado reparta los alimentos para que la gente pueda comer".
Y agregó: "La demanda que se escucha en los barrios es que falta justicia y acá nos convocaron para sensibilizarnos y ponernos en frente de las narices a la gente que sufre las consecuencias".
Acto seguido, los jueces de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar y Ángela Ledesma, también se expresaron al respecto:
En ese contexto, Ledesma recordó que "desde la Cámara de Casación junto con Alejandro Slokar hemos sentado jurisprudencia hace ya tiempo cuando dijimos que de ningún modo puede existir o imponerse la prisión perpetua para los menores.
En tanto, Slokar subrayó: "La justicia, ante todo, es un derecho, esencialmente de los más débiles. Frente a las penurias de una crítica situación social, que muestra luces de máxima alarma, un mínimo ético-jurídico es atender lo más frágil, como en un naufragio: mujeres y niños primero". "Con los pibes no se jode: el hambre es un crimen y su encierro una perversión", exclamó.
Servir a través de la Justicia y escuchar el grito
Por su parte, monseñor Ojea, dijo: "Yo estoy orgulloso de estar en esta mesa, realmente, no sé cómo agradecer a Roxana, a Andrea, a Rodrigo, a Chapu; a monseñor Eduardo García. En realidad, hemos escuchado con el corazón, hay muchos modos de escuchar, ¿no?, pero hemos tenido como una escucha activa, verdadera. Lo que nos han contado ha pasado por nuestro corazón. Hemos sido todo oídos".
"Esta reunión, que fue fruto de una inquietud de magistrados que vinieron a la Conferencia Episcopal a decir, 'nosotros queremos acercarnos, queremos escuchar´, y yo vi en ellos como un deseo vocacional. Es servir a través de la Justicia, pero tomando contacto cercano con lugares en donde verdaderamente se ha vivido y se vive en forma profunda la vulnerabilidad", manifestó.
Y continuó: "Hemos visto y escuchado la fuerza de una comunidad. Una comunidad tiene anticuerpos. Tiene anticuerpos que hace posible que se pueda defender de una cantidad de males cultivando la fraternidad, cultivando el amor al prójimo. Hemos escuchado en esta mesa hablar del abrazo, de la necesidad, de la contención; de momentos claves de la vida en donde hemos sido recibidos, hemos sido escuchados".
"El habernos mostrado la fuerza de la comunidad; ´es verdaderamente posible', escuchábamos hace instantes. La experiencia nuestra, queridos magistrados; cuando nosotros visitamos los penales ubicados en nuestras diócesis, la mayoría de cada uno de los penales están llenos de pobres y vulnerables; allí observamos una edad promedio de 21 años, la enorme mayoría con causas por robo para consumir", aseveró.
El prelado dijo que "parecería que, digamos, el crimen organizado, la trata, el narcotráfico, las armas; ¿de dónde salen las armas?, parecería que todo eso es el poder, enorme, invisible, que busca cómplices en los poderosos, que esclaviza a nuestros chicos y chicas".
"Entonces -dijo- como han expresado en reiteradas veces en este encuentro: ´es otro Estado´; esto lo tenemos que tratar de visibilizar, no podemos mirar para lado y tratarnos como si entre nosotros hubiera un abismo. Hoy hemos escuchado un grito, un grito; es difícil escuchar un grito, pero es posible acompañar ese grito: ´no nos dejen solos, somos familia, pero los necesitamos como familia´".
"Fue maravilloso lo que transmitió la madraza de la familia, hermosa familia. Entonces, de verdad ese grito ´acompáñennos´, creo es el grito que tenemos que llevarnos hoy para desde nuestra vocación, desde nuestro lugar, intentar transformar la realidad como la han transformado ellos y buen ejemplo hemos recibido esta mañana de parte de todos ustedes. Muchísimas gracias en nombre de todos, a los magistrados que tuvieron la inquietud de esta reunión", finalizó.