El evento consagratorio se realizó en el estadio Arena UNCAUS con un marco multitudinario de fieles de distintas localidades del interior provincial que dependen de la Diócesis San Roque e inclusive de parajes de El Impenetrable.
Las actividades comenzaron muy temprano con la recepción de las distintas comunidades, luego se rezó el Santo Rosario, continuó con la Consagración de la Diócesis a la Santísima Virgen María, luego la Santa Eucaristía y finalizó con un almuerzo y cantata de distintas bandas de músicos católicos.
A continuación compartimos texto completo de la Consagración gentileza del Padre Sergio Nossa de la Catedral San Roque. Además, por cuestiones de espacio compartimos solo el texto bíblico de hoy y link de distintos momentos para revivir ésta jornada inolvidable cargada de fe y alegría.
Consagración de la Diócesis de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña a la Santísima Virgen María. 11-X-2025
Da alegría contemplar que la devoción a la Santísima Virgen está siempre viva en el corazón de nuestro pueblo. Como buena Madre, María nos une, nos hace sentir con fuerza que somos Hijos de Dios, familia de Dios, parte de la Iglesia, hermanos de todos. Como buenos hijos, le pedimos a María Santísima por el Papa León XIV.
Madre muy querida, nos reunimos para consagrarte solemnemente nuestra Diócesis de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña. Está en tus manos y queda en tus manos; es tuya, toda tuya, con todos sus desafíos actuales y futuros.
Te consagramos nuestras vidas. Lo hacemos con la certeza de que nos conseguirás de la infinita misericordia de Dios un nivel más alto de santidad, y así una mayor conciencia de nuestra misión como cristianos. Te lo pedimos para nosotros, y para quienes nos sucedan como hijos de Dios en esta Iglesia diocesana.
Necesitamos que nos enseñes a enamorarnos más de Dios, con todo nuestro corazón y nuestras fuerzas, a abrirnos a su amor y permitirle que oriente siempre nuestras vidas. Queremos ser un reflejo más nítido de tu Hijo Jesucristo, de su amor a los demás.
Te consagramos Madre las familias de nuestra Diócesis; que sean un lugar de amor, de paz y de alegría, como tu hogar en Nazaret donde cada uno vivía penando en el otro. No queremos caer en la horrible cárcel del egoísmo que encierra en lo que a uno afecta o molesta, y deja ciegos para la necesidad de los demás. Enseñanos a comprender, a querer con verdadera entrega y sacrificio.
Que cuides Madre a esos hijos que Dios confía a sus padres; que encuentren en ellos el afecto y la contención que necesitan, ejemplo, y que con cariño, fortaleza y paciencia sepan darles consejos acertados; que sus vidas sean humanamente muy valiosas y agradables a nuestro Padre Dios.
Te consagramos Madre a nuestros adolescentes y jóvenes; ninguno es ajeno a tu mirada, que no sean invisibles a los ojos de quienes debemos pensar en ellos y cuidarlos. No queremos pasar de largo ante sus necesidades que van más allá de lo material, y detenernos como buenos samaritanos: requieren oración, cercanía, escucha, apoyo, orientación, afecto. Llenalos de ilusiones y proyectos sanos, el mundo y la Iglesia los necesita.
Están consagrados a vos Madre los sacerdotes. Que con tu intercesión amorosa sean siempre sembradores del amor a Dios, sembradores y ejemplo de la unidad que pidió tu Hijo en la Última Cena. Que sean cada día más santos, y así bien activos y alegres en la misión que les confió su Hijo, el Sumo Sacerdote. El diablo sabe que bien metidos en el Corazón de Cristo y en el tuyo, siendo fieles y entregados, los sacerdotes hacen un enorme bien; defenderlos entonces de las insidias del maligno que buscará debilitarlos, desorientarlos de la verdad y del bien, que aflojen en el amor, en saber darse generosamente con fe y alegría contagiosa, cuidalos Madre.
Cuida también al Obispo de esta diócesis, a este humilde servidor que se confía ahora a tu poderosa intercesión, y a quienes como sucesores de los Apóstoles vengan detrás.
Necesitamos más sacerdotes. Tu corazón de Madre seguirá moviendo el corazón de muchos jóvenes; encendidos en amor a Cristo sentirán la alegría del llamado a seguirlo.
Que cuides Madre a los religiosos y a las religiosas; con gran entrega rezan y sirven a la misión, es enorme el trabajo. Que hagas siempre nuevo el amor que movió a cada uno, a cada una a seguir al Señor; que ese amor sea siempre joven y sea alegre su testimonio, su vibración misionera. Consigue de Dios las abundantes vocaciones que necesitan.
Queremos Madre que esta consagración que ahora te hacemos sea un momento de gracia que impacte con fuerza en nuestro corazón y oriente decididamente nuestra vida hacia Dios. No queremos ir como rengueando, distraídos, sirviendo a dos señores; que ilumines nuestro camino y nos des fuerzas parar vencer en las luchas espirituales de cada día. Te lo pedimos para nosotros y para los fieles que nos sucedan en el tiempo en esta Diócesis.
Concédenos Madre ser instrumentos para llevar al mundo hacia Dios. No se te ocultan los muchos males que lo aquejan, tampoco los que impactan en nuestra sociedad chaqueña: bajezas morales, pecados contra la vida, situaciones sociales indignas, inhumanas; sufrimientos, privaciones; faltas de fraternidad, de amor, de solidaridad; todo hiere tu corazón de Madre. Ayudanos a vencer el mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones con efectos incalculables, es del corazón del que proceden el bien y el mal.
Te consagramos todo lo que somos, Madre, para que seamos instrumentos del bien, jamás del mal. Que no salga de nosotros una mínima crítica, algo que hiera; ahí no puede estar Dios, sí el diablo generando desunión, discordia, matando, destruyendo y excluyendo al hermano, haciendo sufrir. Te pedimos que nos trasformes, danos comprensión, paciencia, la sonrisa amable, deseos de ayudar, de servir.
Que nuestra vida y la de quienes vengan detrás no se desvíe del camino, y que siempre sepamos volver a Dios que nos ama infinitamente, nos perdona y fortalece. Que dejemos que la Eucaristía nos transforme; que tratemos a Dios en la oración, que escuchemos la voz del Espíritu Santo, que guíe siempre a todos, que guíe nuestra Diócesis.
Te consagramos Madre nuestras tareas misioneras, nuestros catequistas y agentes pastorales, las Instituciones y Movimientos. Que ahora y en el futuro sigas impulsando a quienes debemos llevar el mundo hacia Dios, hacer presente la caridad de Cristo, y ayudar a que muchos escuchen su voz y encaminen sus vidas en la fe, en la esperanza. ¡Cuántos necesitan tocar la cercanía y el consuelo de Dios!, y somos instrumentos suyos.
Todo está en tus manos Madre querida, camino seguro para que esté siempre en las manos de Dios y se sigan obrando tantos milagros en nuestra Diócesis, en nuestra gente: conversiones, matrimonios santos; un entorno mejor, más justo, que no excluya a nadie; que luzca la honradez, el respeto, el amor a la verdad y al bien, ¡protegenos Madre!
Agradecemos tu amor de Madre que siempre se anticipa y sabe lo que más nos conviene. Queremos embellecer a la Iglesia con una mayor santidad, que siempre se note en la Diócesis, en las familias, en la convivencia, en el servicio, en especial a los más pobres y a los que sufren. Que se superen tantos males que nos aquejan.
Consagramos nuestra Diócesis, nuestras vidas, a tu Corazón Inmaculado, Santa Madre de Dios. Nos duelen los pecados, los personales, y tantas ofensas a Dios por todas partes. Nos ayudarás a una conversión sincera y a la conversión de tantos y tantas, a reparar unidos por la penitencia lo que hiere al Corazón de Cristo, a tu Inmaculado Corazón. Buscaremos tu intercesión con el Santo Rosario para nosotros y nuestras familias, para la Diócesis y, unidos al Santo Padre para todo el mundo y por la paz.
Bajo tu protección nos acogemos Santa Madre de Dios, no desoigas nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo mal, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén.
Texto bíblico: San Juan 2, 1 al 11:
En aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la Madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: Ya no tienen vino. Jesús le contestó: Mujer. ¿qué podemos hacer tú y Yo? Todavía no llega mi hora Pero Ella dijo a los que servían: Hagan lo que él les diga. Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: Llenen de agua esas tinajas.Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo. Así lo hicieron, y en cuanto el mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora. Esto que Jesús hizo en Caná de Galilea fue la primera de sus señales milagrosas. Así mostró su gloria y sus discípulos creyeron en Él.
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