Desde Italia, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el Cardenal Matteo Zuppi, considera que este documento pone en el centro a quienes “no tienen ni voz ni rostro”, invitando a los cristianos a “tomar partido y realizar un decidido cambio de perspectiva”.

El purpurado subraya la “plena continuidad” con el magisterio de Francisco y afirma que el Santo Padre pide reconocer en los pobres el rostro de Cristo “sin miedo, sin paternalismos, sin distancia, sino con autenticidad y verdad”.

“Es tiempo de pasar del análisis a la acción, de la indiferencia al cuidado, de la especulación teórica a la concreción del compromiso”, instó el Cardenal Zuppi en nombre de la Iglesia en Italia.

Desde Irlanda, el obispo Mons. Alan McGuckian SJ, presidente del Consejo para Migrantes, Refugiados y Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Irlandesa, se refirió al documento como “una seria llamada a la acción en nuestros tiempos”.

El prelado irlandés destaca la invitación del Santo Padre a hacernos “pobres con los pobres” y recuerda que “ningún cristiano puede considerar a los pobres simplemente como un problema social”. 

“El Papa León habla de un amor cristiano que derriba barreras y acerca a los que están lejos, que une a los extraños y reconcilia a los enemigos”, remarca.

Continuidad con el magisterio del Papa Francisco

Dilexi te también tuvo una buena acogida en la Iglesia de Alemania, manifestada por el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), Mons. Georg Bätzing, quien destacó que el Pontífice “deja claro que continúa la senda de la Iglesia de una mayor preocupación por los pobres y desfavorecidos, iniciada por su predecesor”.

En Estados Unidos, el Cardenal Robert Mc.Elroy, Arzobispo de Washington, afirmó que el Papa León XIV ha ofrecido a la Iglesia “una hermosa reflexión sobre la relación que todo discípulo debe tener con los pobres de nuestro mundo”.

“El Papa León ilumina los lazos que nos llaman a un profundo afecto por los pobres y a un profundo sentido de solidaridad y acción en el mundo para aliviar la pobreza y las estructuras que la perpetúan en la época en que vivimos”, indicó.

Los obispos de la Iglesia en Perú remarcaron que el texto no solamente expresa la continuidad espiritual con Francisco, sino que, además, el Pontífice busca “insistir en este camino de santificación”, porque “no se puede amar a Dios sin extender el propio amor a los pobres”.

También subrayan la advertencia del Papa León XIV sobre el riesgo de que los cristianos se dejen contagiar por “ideologías mundanas o por orientaciones políticas y económicas que conducen a conclusiones engañosas” y que acaban desfigurando el sentido auténtico del Evangelio. 

Para la Iglesia en Venezuela, la primera Exhortación apostólica del Papa León XIV “brota del Evangelio del Hijo de Dios, que se hizo pobre desde su entrada en el mundo” y relanza el Magisterio de la Iglesia “sobre los pobres en los últimos ciento cincuenta años”.

Un documento para meditar y poner en práctica

Son varios quienes conciben este texto como “una guía”, como es el caso de los obispos austriacos, quienes también se han referido al documento como una “advertencia” para los fieles. 

En un comunicado, el presidente de la Conferencia Episcopal Austriaca, Mons. Franz Lackner, subrayó que estar cerca de los pobres “es el fundamento de la fe”.

La Compañía de Jesús en América Latina acogió “con satisfacción” el primer documento del Santo Padre, asegurando que llega en un momento oportuno, ya que próximamente tendrá lugar una reunión de superiores mayores en la Curia de los Jesuitas de Roma para debatir las necesidades de la Iglesia moderna. En su sitio web oficial, afirmaron que este texto formará parte de este debate. 

Por su parte, la Conferencia del Episcopado Mexicano señaló que el documento “nos invita a contemplar el amor de Cristo que se revela en los pobres”. “Esta Exhortación continúa el legado del Papa Francisco y nos llama a una Iglesia pobre y para los pobres, que vea en ellos el rostro mismo del Señor”.

Así, la Iglesia en México animó a los fieles a leer, meditar y poner en práctica “esta enseñanza que toca el corazón del Evangelio”.