(30/10/25) El Papa León XIV invitó a los jóvenes estudiantes que llegaron a Roma para celebrar el Jubileo del Mundo Educativo a renovar el compromiso con la verdad, la fraternidad y la vida interior.
Al final de la mañana, el Papa celebró un encuentro, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, con unos seis mil estudiantes que se dieron cita en Roma para participar en el Jubileo del mundo de la educación. Con entusiasmo y cercanía, León XIV se dirigió a todos ellos afirmando que había esperado “este momento con gran emoción”. Tras recordar sus años como profesor de matemáticas y física, inspirándose en san Pier Giorgio Frassati, el Pontífice los exhortó a vivir con plenitud: “Vivir sin fe no es vivir, sino ir tirando”, les dijo. Y los animó a ser una “generación plus”, capaz de aportar un impulso renovador a la Iglesia y a la sociedad.
León XIV destacó que la educación es “una de las herramientas más hermosas y poderosas para cambiar el mundo”. Recordó la iniciativa del Papa Francisco, el Pacto Educativo Global, invitando a los jóvenes a convertirse en protagonistas de una nueva etapa educativa. Y les dijo que están llamados a ser “truth-speakers y peace-makers, portavoces de la verdad y constructores de paz”, les pidió. Mediante las figuras de Frassati y del beato John Henry Newman, León XIV subrayó que el conocimiento se multiplica cuando se comparte: “La verdadera paz nace cuando muchas vidas, como estrellas, se unen y forman un diseño”.
En una imagen poética y científica, el Papa comparó la educación con un telescopio que permite mirar más allá. “Somos estrellas porque somos chispas de Dios”, dijo, invitando a los jóvenes a unirse en “constelaciones educativas” que orienten el camino del futuro.
“No se detengan, pues, a mirar el teléfono y sus rápidos fragmentos de imágenes: miren al cielo, hacia lo alto”
Entre los nuevos desafíos del Pacto Educativo Global, León XIV destacó el pedido de los propios jóvenes: “Ayúdennos en la educación de la vida interior”. Recordó que sin silencio ni oración “incluso las estrellas se apagan”. Citando a san Agustín, los animó a escuchar su inquietud más profunda: “Mi corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. La educación, dijo, debe enseñar a mirar dentro de uno mismo para descubrir el sentido de la vida.
El segundo gran desafío señalado por el Papa es la educación digital. “No dejen que sea el algoritmo el que escriba su historia”, advirtió. Invitó a los jóvenes a usar la tecnología con sabiduría y humanidad, construyendo “un espacio de fraternidad y creatividad, no una jaula”. Recordó el ejemplo de san Carlo Acutis, quien convirtió internet en una herramienta de evangelización: “Lo digital es educativo cuando no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos abre a los demás; cuando no te pone en el centro, sino que te centra en Dios y en los demás”.
El tercer reto del nuevo pacto es la educación para la paz. “No basta con silenciar las armas; es necesario desarmar los corazones”, afirmó. Propuso una educación “desarmante y desarmada” que promueva igualdad y dignidad, sin divisiones entre privilegiados y excluidos. Invitó a los jóvenes a ser agentes de paz en su entorno cotidiano: la familia, la escuela, el deporte y la amistad.
En su conclusión, el Papa León XIV alentó a no quedarse en los deseos efímeros, sino a mirar hacia Cristo, “el sol de justicia”. “Él los guiará por los caminos de la vida”, aseguró. Su mensaje final fue una invitación luminosa a soñar, aprender y construir juntos una humanidad más justa y fraterna.